Cada vez resulta más complicado poder distinguir entre unos y otros, quizá hacerlo sólo sea posible leyendo la prensa acólita, que sigue, a veces, dando palos al contrario y loas al propio, aunque cada vez menos. Bastante tienen en El País con sus EREs y veneres, y comienza a ser frecuente que le zumben a Mariano desde la derecha, la moderada y la radical.
La verdad es que un análisis de los comportamientos, de un marcianito que llegara, virgen de todo prejuicio, seguro concluiría que solo se distinguen en las siglas. El PP y el PSOE, son cada vez más miméticos. Más lo mismo. Más de lo mismo. Cuando meten el zanco. Balones fuera. No hay más que ver el análisis de los resultados (el de los malos) electorales que hacen unos y otros. La culpa es de los padres, que las visten como Mayor Oreja, o como María San Gil. La culpa es de que hizo bueno, y se fueron a la playa los nuestros, dicen los otros, y claro, así no hay quien gane escaños. La culpa es, por supuesto, del PP Vasco y del PSdG.
Entraban los peligrosos neoliberales, decían, al poder hace ya para un año. Y subieron los impuestos hasta colocarnos a la cabeza de Europa en expolio legal. Y bajó la recaudación. Aunque quizá hubiera bajado más si no suben los impuestos. O no. Quien sabe. Yo esto lo tengo muy discutido con mi amigo Carlos. El caso es que en lugar de adelgazar el asunto, el Estado, aumenta el gasto en los Presupuestos Generales del Ídem, tradición que PP y PSOE no dejan nunca de celebrar. Eso no es liberalismo. Y menos pedir la subida del IRPF al 60% como aun insinuado el PSC, que son o no son del PSOE, como Mayor y San Gil, oye.
Gobernar queridos, es decidir, para mal o para bien. El talante y el buen rollito están bien para un partido de solteros contra casados, pero cuando tienes un país que se viene abajo, toca tomar medidas, drásticas, serias y acordes con el ideario político que propusiste a tus votantes. Claro que para eso hay que tenerlo. Mucho mejor anunciar que todo va a salir bien, al año más o menos de entrar al poder. La crisis se acaba en el 2.013 tiene un tufillo a brotes verdes pasados de fecha pestilente.
Las mismas viejas soluciones, desde los años 70 del siglo pasado. Nada nuevo bajo el sol. ¿Éstos son los que nos han de sacar del atolladero? Parece ser que sí, pues en un país donde los políticos son la primera preocupación, esos mismos políticos cosechan victorias, en mayor o menor medida. O España está enferma o el régimen partitocrático del 78 huele a podrido, como la Dinamarca de Hamlet. El bueno de Diego J. Ruiz dice que hay que acabar con él, con el régimen del 78 vaya, y ya de paso educar mejor a nuestros hijos y acabar con el sistema educativo que nos ha traído hasta aquí, polvos antes y lodos ahora. Nosotros ya no tenemos salvación, somos hijos de la dictadura de los partidos, más peligrosa y grotesca, pues viene disfrazada de libertad, de democracria, de poder del pueblo. Todo muy terrorífico, muy de víspera de Todos los Santos.
Dos partidos iguales. Dos más que de sobra han demostrado lo que son. PNV y CiU. Llorones malcriados, adictos a que Papa Estado compre sus votos. UPyD, dirigido por una señora, que tras 33 años cobrando un sueldo de cargo público osa hablar de los políticos en tercera persona. Hay que tener rostro. IU, cuyo lider espiritual es un cuatrero, alcalde del pueblo sin paro, sin paro gracias a que al resto de españolitos nos expolian para poder concederle las subvenciones con las que pagar su quimera. Este es el panorama. Perros unos, perros los otros.
Entre tanto, algunos otros lo intentan, lo intentamos. Pero parece ser que hay que perpetuar la tradición, a la que somos tan fervorosos en este país. No digo que los que puedan venir sean mejores ni peores. Digo que si pretendemos cambiar las cosas, no vamos por buen camino. Dicen que la locura es pretender obtener resultados distintos tomando las mismas acciones. Así que visto lo visto, estamos locos. Y nos merecemos lo que nos pase.
