Sociopolítica

La independencia de Cataluña (III)

Jolgorios, 3

LA INDEPENDENCIA DE CATALUÑA

Javier Aguirre. La independencia de CataluñaEstá claro que el Barsa es más que un club, incluso más que dos, ¿quién lo duda? Partiendo de esta realidad incontrovertible, que pronto será declarada dogma por alguna jerarquía del cisma religioso que se otea en el horizonte, ofrezcamos nuevos y luminosos caminos a los colegas catalanes que en breve tomarán las de Villadiego, aunque a la recontra, entiéndase. La ocasión la pintan calva de manera unánime los más expertos en el tema, los más listos de la clase. Hay que darse prisa.

En los pasados días andaban enzarzados la mitad de los habitantes del país en una contrinca futbolera con un equipo escocés y aún siguen en pugna con otros de varias latitudes de la decadente Europa para ver quién mete más pelotas entre tres postes. Ocasión maravillosa para comprobar in situ cómo andan las cosas por esas latitudes, sobre todo por allí, con Escocia. Porque será fundamental en el nuevo orden a establecer en la ansiada soberanía, poseer una liga de fútbol independiente.

Está claro que habrá dos clubes que se alternarán entre ellos en el triunfo final de cada temporada de la Liga Nacional de Cataluña, como ocurre en el país norteño con su Premier League (SPL): el Celtic de Glasgow y el Glasgow Rangers acaparan todos los campeonatos en la Liga y en la Copa de la reina.

En el país mediterráneo los equipos punteros serán el Real Club Deportivo Espanyol y el Real Club de Fútbol Barcelona, porque lo de reales es incuestionable: ya quedó establecido en la anterior previsión sobre el futuro inmediato del territorio independiente la condición monárquica del jefe del Estado.

Después vendrán el Hospitalet, el Sabadell, el Molins, el Terrassa, el Olot, y en todo caso el Girona, además de otros secundarios, porque con el Tarragona, el Tortosa y el Lleida habrá que negociar aparte: es muy posible que con el tiempo quieran tener también su propia liga de fútbol en una estructura política independiente, pero integrada en la Europa periférica, la extra Europa, como debe ser. (La Unión Europea, o intra Europa, marchará por sus propios derroteros decadentes no sólo en lo político y en lo económico, sino también en lo deportivo y en lo musical: mejor no tener nada que ver con ellos).

Porque no de otro modo conseguirían luego competir los dos reales clubes con los equipos de Georgia, Kazajistán, Chechenia, etc. que en breve van a formar el bloque de los países de la extra Europa. De manera que a darse prisa y a establecer un calendario previsorio para dentro de unos años, pocos. Y a negociar con Escocia, en primer lugar, tomando ejemplo de la iniciativa que surgió en 1998 y que tan buenos resultados deportivos y económicos está produciendo allí.

Negociaciones que también han de hacerse pronto con Moldavia, Bosnia, Ucrania, Bielorrusia, Bulgaria, Kosovo, Albania, Montenegro, Besarabia, Macedonia, etc. para montar su propia extra Europe League, no vaya a quedar alguna de las grandes figuras del balompié catalán al margen de los balones de oro, las botas de oro, las manoplas de oro y las demás bisuterías que se repartirán entre los socios una vez consolidado el nuevo orden mundial.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.