Karma

Compartir es vivir

Usted le peinaba con aquel cepillo de plata. Usted los devoraba bajo el edredón con una linterna en la boca. Usted siempre ha dejado a su recaudo los mejores recuerdos de su vida. Pero ahora, la muñeca, los cómics, la mesilla de noche han dejado de ocupar un punto clave en su existencia. No se fustigue, a todos nos ocurre lo mismo. De esta forma, si quiere que ella mantenga sus cabellos sintéticos peinados. Si confía en que ellos continúen inspirando a pequeños grandes héroes. Si quiere facilitar la existencia a otros haciéndoles ahorrar un dinero. Si se pregunta qué puede hacer por los demás. Tiene una buena oportunidad. Únicamente necesita una conexión a Internet, cinco minutos y ganas de ayudar. El resto es cosa de la comunidad virtual del portal nolotiro.org

Nolotiro nace hace dos años con el fin de dar una segunda vida a todos aquellos objetos que habían pasado al ostracismo de nuestras vidas. Uno de sus creadores y actual coordinador, Daniel González, comenta que “al principio la web era muy básica, simplemente queríamos ir aprendiendo con ella”. Hasta que hace aproximadamente un año el proyecto toma volumen, así como el uso de la herramienta. Ésta surge de la Asociación Alabs, un proyecto tecnológico cultural sin ánimo de lucro conformada por tres amigos que en sus ratos de ocio dedican su tiempo a crear software libre. Es decir, webs, aplicaciones, herramientas 2.0. de acceso, uso y réplica gratuito al usuario. El funcionamiento es muy sencillo. Sólo se requieren cuatro clicks para crear un breve perfil, junto a una breve descripción y su correo electrónico, anunciar el objeto que pone a disposición de los usuarios y publicar una fotografía que lo identifique. A partir de este momento las personas interesadas contactarán con usted a través de la web. El propio Daniel González explica el siguiente paso: “puede quedar con ellos donde quiera. En su casa, en la plaza de metro más cercana… y regalar de este modo el objeto”.

Por otro lado, los inicios de Nolotiro no han sido fáciles, como bien comenta: “Sabíamos que si creábamos una aplicación de éxito, necesitaríamos unos servidores en Internet que pudieran aguantar toda esa carga de usuarios, imágenes…” Entonces, pensaron en un modo mediante el cual la gente pudiera contribuir a mantenerlo. Y es que no veían cómo pagar dichos servidores. En la actualidad, financian el sistema con publicidad que les ayuda a pagar al proveedor. Pero tienen en mente migrar este modelo al tan en auge crowfunding o mantenimiento por donaciones particulares.

En cifras, nolotiro.org cuenta con alrededor de 45.000 usuarios únicos al mes. Y con un 1.150.000 páginas servidas cada treinta días. La comunidad está distribuida de manera local, cada una en una ciudad. Entre todos evitan que acaben en la basura entre 6.000 y 10.000 objetos cada mes.

Además, es una plataforma que prosigue en continua expansión. De hecho, México es el país, al margen de España, donde más se ha implantado. Y cuenta con una meta muy clara: la internacionalización a través de las versiones multilengua de la plataforma. Desde la asociación Alabs entienden que es muy importante que las comunidades de usuarios sean locales. Es decir, que los objetos se muevan dentro de un mismo territorio sin consumir energía de un lugar a otro. “Por ello hemos intentado introducir varias lenguas. Ahora mismo está en inglés, en castellano… Hemos abierto una versión en euskera, el catalán ya está perfectamente integrado” explica Daniel González.

La traducción es colaborativa. Los usuarios ayudan a traducir la web a su propia lengua. Ya está disponible en un 90% en italiano y se está abriendo paso en francés y alemán.

Pásese por la web, fisgue un poco. Nolotiro es el bazar del siglo XXI a coste cero. Puede encontrarse cualquier tipo de utensilio, objeto. “El más raro es muy complicado de delimitar, hay de todo” añade. Pero sin duda, le cambia la expresión cuando habla de “unos señores que se mudaban. No podían llevarse nada y lo regalaban todo. Un chico les ayudó a recoger, llevárselo y repartirlo. Fue maravilloso ver el proceso y lo contenta que se mostraba la gente al recibirlo” sentencia.

Adrián Blanco Ramos

Periodista

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.