Sociopolítica

Libertinaje y discriminación

Con seguridad este texto podrá ser de lo más controvertido. Con seguridad no uso un lenguaje de lo políticamente correcto pero la magnitud de los problemas sociales de estos días exije salirse de los cánones y convenciones políticas comunes. Explicarlos sin pelos en la lengua.

Encuentro que en la sociedad española se ha transigido el libertinaje, así, con todas sus letras y significado de la palabra. Se ha hecho de un modo inocente mediante una política adolescente rubricando mandatos pueriles reflejados en el BOE. Las leyes, sin premeditación, se ha convertido en la sombra de sus objetivos de lograr la justicia. Pondré unos cuantos ejemplos para concretar este asunto y no despistar al lector:

1) La sanidad es pública y pagada indirectamente por medio de una porción de las cotizaciones sociales. Uno entiende que no puede preveer el contraer una enfermedad grave, de forma repentina, pero no es entendible tratar del mismo modo una enfermedad cuya causa es deliberada y, por tanto, responsabilidad del individuo. Si uno bebe de más, ya sea de forma abusiva en corto espacio de tiempo pudiendo llegar a la intoxicación etílica o se forma habitual hasta el alcoholismo, redunda en enfermedades deliberadas y gestadas de forma consciente. Todo el mundo conoce las consecuencias y, si no, debe informarse. Todo el mundo conoce casos de personas que han terminado muy mal. Por ello, que todos los contribuyentes deban sufragar los gastos médicos de una persona que se autoprovoca su enfermedad flagrantemente es una inmoralidad y, por otro lado, se trata de un caso de libertinaje claro y legal.

2) La educación es pública y pagada indirectamente a través de los impuestos por los españoles. Se entiende que, con esto, se logra que toda persona aun de origen humilde, pueda acceder a la eduación de todos. Sin embargo, se dan casos en comunidades autónomas donde se subvenciona vía beca a aquellas personas que no lograron la básica ESO en su tiempo y se les proporciona premio por ello económicamente. A sabiendas de que todo el mundo tuvo la oportunidad de estudiar sin asumir costes ellos y que, si en ese momento no pudieron por las razones que fuera, en el futuro, ahora, sigue siendo gratuita, podrían acceder, siendo innecesario un apoyo extra monetario. Es otro caso de inmoralidad consentida por los gobernantes y libertinaje para los actores que aprovechan las ventajas del sistema.

3) De nuevo es sanitario. El aborto entre los menores de 18 que no tienen por qué informar a sus padres de tal acto aborda la misma cuestión. La sociedad paga primero charlas informativas en los colegios y propaganda de las instituciones públicas para concienciar sobre las prácticas seguras del sexo. Después pagamos los abortos debidos a la irresponsabilidad de los actores, informados, pero poco precavidos. Además, siendo el caso de los menores, y transigiendo el no conocimiento de los hechos por los padres, empeora la cosa. Pues el actor no se somete al total de las consecuencias de sus actos y carga obligaciones económicas en la sociedad. Se queda para él y ella en un susto, pero no arremeten contra ellos las consecuencias de hacer caso omiso a la educación impartida y su gasto en ella y aqueja signos de irresponsabilidad con los padres que ejercen la patria potestad sobre ellos. Libertinaje consentido.

Hay muchos más casos, algunos más controvertidos de libertinaje consentido en la sociedad española. Con el tiempo se han ido inculcando valores de aceptación de esta realidad que, por más que se mire, no deja de desprender un desprecio hacia la inversión de todos y el compromiso adquirido de todos con la misma vía impuestos que redistribuyen las administraciones públicas.

La solución se refleja en el título de esta exposición. La discriminación. El cajón de sastre donde aquello que sucede es obligación (aquello por lo que pagamos impuestos) de todos debe ser limitado y restringirse a una moral aceptada por una inmensa mayoría con fin de terminar los conflictos ideológicos y unificar una ética civil. Es cabal obligarnos a pagar para garantizar la educación universal o una sanidad universal, pero hay límites. No se justifican casos de abuso de la supuesta gratuidad que, en realidad, son mermas en los salarios de la gente en producción, trabajando. Para construir un modelo de Estado se ha construir una ética de Estado consensuada y donde se delimite qué corresponde a la persona por su propia cuenta y qué corresponde a todos. Hay objetivos honorables y nobles, pero en el camino de cumplirlos el componente económico chirría en la maltrecha economía de los españoles. Y que, aun estado nadando en la abundancia, tampoco se amparan en ningún argumento moral. Una cosa es igualdad de oportunidades o igualdad ante la ley y otra es la concesión de privilegios de libertinaje financiado en obligaciones de los contribuyentes. Tenemos el derecho, antes se decía de origen divino, ahora consustancial a los humanos, de discriminar lo correcto de lo incorrecto. Tenemos, igualmente, la libertad de, por ende, apoyar lo correcto con nuestros medios (acción, riqueza, etc.) y abstenernos de premiar comportamientos perversos para la sociedad con nuestros, también, medios (acción o pasividad, riqueza o con la no donación, etc.).

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.