Sociopolítica

El gobierno de Rajoy y las cuentas del Gran Capital

Después de haber caído en la trampa de que la democracia capitalista es la democracia de todos y de hacernos creer, porque para eso sirven ciertas democracias, que la ley es igual para todos, para todos menos para la aristocracia política, sindical y capitalista, no somos capaces de entender que aún existe aquello que hace tiempo se llamó “lucha de clases”. Perdida la perspectiva del paisaje social y económico en el que se toman las políticas económicas, la lucha de clases, no somos capaces de entender que los gobiernos, como los Estados, están al servicio de la clase propietaria de los medios de producción y financieros. Y éstos ni están en poder de los ciudadanos ni a su servicio.

Si no retomamos el discurso de que en toda sociedad con clases los intereses de ambas son antagónicos porque para que unos acumulen riquezas otros tienen que trabajar sin dejar de ser asalariados, explotados y pobres, no seremos capaces de entender que el Gobierno de Rajoy no gobierna para los ciudadanos. Es que ni tan si quiera gobierna para la base social, la pequeña y mediana burguesía, de la que proceden sus votos.

Es un gobierno integrado por millonarios o identificados con ellos que se ha propuesto que el Capital financiero y el especulativo recompongan sus pérdidas o sus pobres beneficios. Pero para que unos se engorden otros tienen que adelgazar. Y en ello están Rajoy y sus ministros: dedicados a engordar al capital adelgazando a los ciudadanos sean de clase media o asalariados. Les importa poco arrojarlos a la miseria.

A Rajoy y los líderes del Partido Popular, una casta aristocrática de millonarios, es que no les importa nada la crisis social. Sólo están tratando de salvar y engordar el capital. Es aún peor están tratando de devolvernos al capitalismos manchesteriano. A ese de los comienzos de la revolución industrial en el que la miseria era la consecuencia de la explotación y de la falta de intervención del Estado en la política económica. Tiene dos modelos China y Estados Unidos. En los que reina la ley de la selva. Sencillamente porque todo el sistema económico legal y moral está montado para hacer creer a los norteamericanos y a los chinos, en términos calvinistas, que sólo el que trabaja a reventar está llamado a ser, algún día, rico. No importa cómo. Los demás, los trabajadores y los que viven en la miseria son los perdedores y por lo tanto no se han ganado ni el derecho a la educación ni el derecho a la salud. Sálvese el que pueda. Pero a este ritmo el capital se quedará sin obreros-consumidores y los partidos de derechas y los de la izquierda, esa izquierda que piensa como la derecha, se quedarán sin electores. El panorama no puede ser más negro. Un capital sin consumidores proletarios se hundirá porque no podrá ni invertir ni especular, ni hipotecar, por una parte; por la otra, una sociedad de la miseria en lugar de un Estado-Sociedad de bienestar nos devolverá a la lucha de clases. Al conflicto social.

Gracias a la política económica de Rajoy las clases medias se están proletarizando y los proletarios están cayendo a millones, más de seis, en la miseria. La paradoja que está elaborando el Gobierno financiero de Rajoy es que pretendiendo destruir la base social de la izquierda destruyendo el Estado-Sociedad de bienestar porque es en el que se forma esa base social, lo que está consiguiendo es destruir su propia base social y empujar a la clase media hacia la izquierda social hasta que llegará el día que formará un bloque con los asalariados.

El capital financiero está consiguiendo lo que no consiguió el fascismo crear las condiciones necesarias para crear un frente popular sin necesidad ni de socialistas ni de comunistas, a no ser que éstos se transformen autodestruyéndose o inmolándose, cosa poco probable. De manera que llegará el momento en el que los ciudadanos no sabrán a quién votar.

Ya ocurrió después de las elecciones republicanas  de 1933 cuando la izquierda republicana y la izquierda en su conjunto casi desaparecieron del mapa, pero lo mismo volvió a ocurrir en 2007 en Italia donde tanto la izquierda milenaria como la derecha clerical, la democracia cristiana, prácticamente desaparecieron y fueron sustituidos por otras formaciones políticas. Hacia ese vacío avanzamos a la velocidad de la luz.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.