Karma

El anhelo, como motor del movimiento de la vida

La vida es movimiento y para que el movimiento suceda es necesario un impulso. A este impulso le solemos llamar amor: amor a la vida, a la familia, a mis amigos, etc. aunque en realidad el amor es lo que anhelamos, es decir el amor es el resultado esperado, y el anhelo su punto de partida.

Definimos anhelo, como una inquietud, una ansia intensa e inevitable de algo desconocido, que no sabemos identificar, y que se diferencia del deseo en que éste, sí tiene un objetivo concreto. El anhelo no sabemos qué es, ni qué lo ha generado, y sin embargo nos mueve tanto, que nos lleva a buscar, y normalmente empezamos la búsqueda en algo exterior a nosotros mismos, y sólo con el tiempo empezamos a sospechar que está en nuestro interior.

Esta búsqueda es una necesidad común en todos nosotros y tiene que ver con la idea de sentirnos completos, de encontrar un lugar donde todo está colmado, y ya sabemos que no es posible tener añoranza de lo que no conocemos, es fácil pensar que en algún momento de nuestra existencia hemos sentido esta sensación, y el recuerdo de quien he sido y soy, me mueve al reencuentro.

Foto: R'eyes

Foto: R’eyes

Podríamos decir que en nuestra vida, todos tenemos un deseo; por ejemplo ser feliz, y al mismo tiempo tenemos un anhelo que nos genera la fuerza necesaria para la búsqueda, es el motor de arranque de la vida, el problema es que no lleva implícita la dirección correcta. Y ahí está la clave, porque existen tantos anhelos como seres humanos, y cada uno de ellos tiene su propio mapa, y es necesario identificar el trayecto y los obstáculos para que el camino se haga más llevadero.

Visto así, creemos que siguiendo el hilo de este anhelo es donde  se desarrolla todo nuestro trabajo personal y espiritual, porque está pegado a la vida cotidiana y no podemos desligarnos de lo que ocurre en este ámbito.

Y completarlo es la demanda de las personas que se acercan a trabajar con las Constelaciones Integrativas, porque primero tenemos que conocerlo exactamente, y también saber donde nos encontramos nosotros en nuestro proceso de vida. Tal fácil como que para ir donde quiero tengo que saber donde estoy y también donde está lo que quiero (anhelo) y en qué enredo me he metido que no puedo dirigirme en la dirección adecuada. Esta es tal vez la mayor aportación de las Constelaciones.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.