Sociopolítica

Rubalcaba va a finiquitar el PSOE

Arrojando por la borda el lastre ideológico que aún les pudiera quedar de la limpieza que hizo Felipe González de toda seña de identidad socialista en el Congreso extraordinario de 1979, ahora, Rubalcaba, para que nadie tenga dudas de que el socialismo español no es que sea socialdemócrata y reformista, que ya era más que suficiente para proteger los intereses del capital, sino  que es un partido de derechas reformista ha decidió eliminar cualquier sombra de tradición y de obrero que le pueda quedar. Reformista para diferenciarse de la derecha clerical espacio en el que aún no pueden meterse porque está ya ocupado, pero que muy posiblemente acaben reivindicando para sí a fin de lavar su sentimiento de culpa con la bendición episcopal. Todo se andará.

Foto: FSA-PSOE

Foto: FSA-PSOE

Escuchando a Bono hablar en defensa de los privilegios de la Santa Madre Iglesia a la que él protegía con más cariño y delicadeza que a la enseñanza pública, a los obreros y a los ateos, a los que trató de obstaculizar cuantas veces quisieron reunirse en la imperial y católica Toledo. Escuchando a Bono y viendo cómo su patrimonio crecía en nombre del PSOE y para mayor gloria de la Iglesia; escuchando al alcalde de Zaragoza, el socialista Belloch, de cuyo nombre nadie debería acordarse, gritando con las venas a reventar: ¡Viva la virgen del Pilar! y ¡Mueran los franceses!, expresión con la que se completa el grito de guerra del muy clerical y socialista alcalde.

Comprobando cómo no sólo el patrimonio de Bono sino el de todos sus allegados, fiel clientela del PSOE, y compañeros de partido, desde el alcalde, pasando por el diputado hasta los presidentes de sus comunidades y algunos ministros, tan hermosos todos ellos por la enorme cantidad de quilos que han acumulado en torno a sus esqueletos, porque humanos son, viéndolos a todos, decía, con cuánta razón y coherencia  Rubalcaba ha decidió prescindir de la marca PSOE. Al menos es coherente con los socialistas de hoy, que también deberían de dejar de llamarse socialistas para llamarse socialcristianos.

Es coherente porque de acumular tanta riqueza en algún lugar tenían que ingresarla y ese lugar son las finanzas y siendo los socialistas financieros ante que representantes de los trabajadores no se van a poner a defender a éstos que hacen peligrar el fruto de su militancia sino que tendrán que defender al capital financiero porque protege sus intereses.

Esto de proteger al capital financiero ya lo venía haciendo Felipe González tal vez porque, como parecen demostrar tanto sus ganancias como su compromiso por defender los intereses de una multinacional petrolera, en cuyo consejo se sienta, quería garantizar su jubilación. A Felipe le hace un favor eliminando el PSOE porque debe darle vergüenza ser millonario y proteger a los millonarios en nombre del socialismo. Esto resulta kafkiano. Y aún más cuando se cabrea y de cuando en cuando reaparece como un resucitado dando gritos de advertencia contra las amenazas al capitalismo; se suponía que la izquierda debería amenazar no proteger al capitalismo, pero como han dado una voltereta en el aire y aparecen sentados en los sillones de la derecha, ahora, quien amenaza sus intereses particulares son los trabajadores.

Ya Zapatero siguió el ejemplo de Felipe y se ha garantizado una privilegiada pensión no sólo por no hacer nada sino a pesar de no haber dejado nada. Este hombre, Zapatero, pasará a la historia por no haber hecho nada y haber desecho mucho. Debería pasar a las galerías de hombres del Congreso como un desconocido. ¿Y éste quién es? Nadie, pondrá en el cuadro. Llegó al Poder cuando ni tan si quiera lo conocían en su propia partido gracias a la mano del terrorismo internacional y luego, primera paradoja de este hipnotizador de masas, se puso a conciliar con los terroristas como si éstos fueran pacifistas. El vivía y sigue viviendo en el limbo. Pero bien protegido por los beneficios económicos de su inútil cargo. El lehendakari Patxi López buen cuidado tuvo de preparar su retiro millonario cuando sabía que no duraría nada en el cargo. Y así uno de tras de otro hasta no caber todos ni en mil cuevas de Alí Babá. Es que no es que no tengan vergüenza, es que carecen de dignidad humana. No son inhumanos que son inmorales e indignos de permanecer en la memoria de las personas que lucharon y se dedicaron a la política por compromiso social con la clase social a la que representaban.

Y como ahora ya no la representan han decidido llamarse partido reformista socialcristiano pretendiendo representar a las clases medias, cuando en realidad a quien más fielmente representan es a la oligarquía financiera de la que forman parte no como oligarcas sino como sus lacayos.

Lo de los socialistas es patético. Para lavarse la cara, Zapatero puso en marcha varias iniciativas sociales que no procedían de ellos sino de fuera de ellos, de los movimientos sociales, como la defensa e igualdad de la mujer, el matrimonio homosexual o la ideológicamente necesaria “Educación para la ciudadanía”. Les costaba muy poco esfuerzo cubrirse las espaldas con estas conquistas sociales pero luego, se han desentendido de defenderlas en todo lugar y momento. La “Educación para la ciudadanía”, defensora de los derechos individuales, como molestaba al clero y necesitan llevarse bien con ellos para que les perdonen sus pecados, la ignoran en la actualidad. Y era y es estratégicamente necesaria para poner final al menos, al monopolio moral de la religión sadomasoquista, antifeminista y sexófoba llamada católica. Es que también, con la edad, han perdido el sentido del placer. No me extrañaría porque han desarrollado el gusto por el lujo, la gula y el capital.

Es patético ver a un partido que crea una organización de ideas para tener ideas y a lo que se dedican es a impedir que los socialistas piensen fomentando la obediencia y sumisión al mando. En qué piensan, en qué pueden pensar sino en cómo aumentar sus beneficios en la bolsa. En qué pueden pensar quienes desvinculados de los ciudadanos, de los trabajadores, de los desahuciados y parados porque se han dedicado a ganar dinero y se identifican moral y estéticamente con los ricos, a cuyos consejos pertenecen. En qué pueden pensar o cómo pueden entender la situación personal de los millones de parados, desahuciados y mileuristas, si ellos viven como privilegiados. Para pensar como los trabajadores, como el pueblo, como los no privilegiados hay que pertenecer, como condición necesaria, a los no privilegiados. Y estos están fuera del PSOE porque están en los movimientos sociales donde brotan las ideas sin necesidad de financiar a señores “pensantes”. Siempre fue así.

Rubalcaba sabe que los militantes socialistas están en estado catatónico. No reaccionan ante los estímulos sociales, progresistas y revolucionarios. Ni ante la imagen, incómoda, de Iglesias o Largo Caballero. Catatónico estaba Felipe desde 1977. Hace bien Rubalcaba liquidando lo único que les vinculaba a la tradición revolucionaria, anticlerical y republicana del socialismo, las siglas PSOE. Al menos ya sabemos, derribada la confusión ideológica,  a quien no votar cuando queramos ser progresistas, defender la sanidad, la enseñanza pública, la libertad moral o sexual, la República y la nacionalización o socialización del capital y la propiedad privada de los medios de producción.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.