Sociopolítica

El salto hacia la Nueva Era

En el libro El reino de Dios está en vosotros, Tolstoi deja a un lado su faceta más conocida  de novelista para mostrarnos su modo de ver el mundo, opuesto por completo a las Iglesias y a toda forma de poder sobre la conciencia personal, defendiendo el verdadero cristianismo, basado en el ideal del amor altruista, que es el cristianismo del Sermón de la Montaña .

Al libro citado   pertenecen algunos de los siguientes párrafos:

EL SALTO A LA NUEVA ERA

En el Sermón de la Montaña Cristo expresó el eterno ideal al que el hombre debe aspirar, y el nivel de perfección que puede ser alcanzado por nuestros contemporáneos. El ideal es no desear el mal a nadie, no despertar la malevolencia en nadie, amar a todo el mundo. Y el mandamiento, que indica el nivel por debajo del cual no hay que descender, dice que no se debe ofender a los hombres con la palabra….(sic)…El ideal es no preocuparse por el futuro, vivir la hora presente; y el nivel por debajo del cual no hay que descender dice que no se debe jurar, ni realizar promesas futuras a los hombres….sic)….El ideal es no emplear nunca y bajo ningún pretexto la violencia; y el mandamiento que indica el nivel por debajo del cual no hay que descender dice que no se debe pagar el mal con el mal, que se deben soportar las ofensas…(sic)…El ideal es amar al enemigo que nos odia, y el mandamiento por debajo del cual no hay que descender para alcanzar este ideal dice que no debemos hacer el mal a nuestro enemigo, que debemos hablar bien de él, que no debemos hacer distinciones…”
“Es propio del cristianismo no rebajar de ningún modo estas exigencias ni el ideal de los mandamientos, tal y como hacen quienes juzgan las enseñanzas del cristianismo desde la concepción social de la vida”.

(Hasta aquí la cita)

La concepción social de la vida nos ha llevado a este mundo y a este Sistema.

La concepción social de la vida es una filosofía reductora de la condición humana que desprecia o minimiza nuestra condición espiritual – por tanto no se plantea nuestra condición divina ni inmortal- y cuya máxima aspiración es una sociedad perfecta pero sin cuestionarse la evolución de la conciencia para eliminar el ego inferior – el mío, mí y para mí- que la limita. Esta evolución no obedece a ideologías político-sociales o a tendencias humanitaria, porque la humanidad es una abstracción, y no se puede vivir en abstracto, sino desde las vivencias de la propia conciencia. La pregunta entonces sería: ¿nos suponemos a la altura de nuestros ideales, o andamos enredados en nuestro pensar, sentir y querer egocéntrico? Al observar el estado del mundo, no podemos más que concluir que esta última es la tendencia que prevalece y hemos llegado ya a un punto de no retorno en muchos aspectos.

Es ya una cuestión de supervivencia tanto como especie como individuos sociales cada vez más empujados a la esclavitud por el sistema dominante, dar un paso adelante para sacudirnos este lastre, lo que supone pasar del sentido de la vida basada en el individualismo egocéntrico e insolidario que define nuestro mundo al sentido de fraternidad, unidad y cooperación igualitaria que define al mundo de la nueva Era, la Era de la Justicia, la Paz y la unidad de todos los hombres y naciones vivida desde la conciencia ética espiritual personal y no sociológica.

Cuando uno comienza a despertar, comienza la serie de sus desengaños.

Hasta ese momento, ha sido guiado por los padres, las autoridades de todo tipo, los dogmas, las tradiciones y costumbres. Hasta ese momento tenía señores y la visión del mundo de sus señores, pero no la propia, porque la propia le fue “inoculada” para configurar en su cerebro y en su corazón un modo de pensar, sentir y hacer de interés para los “inoculadores”.

Más tarde, al evolucionar, se va construyendo la propia forma de ver las cosas a base de desengaños y desarrollo del espíritu crítico que lleva a nuevos cuestionamientos, a nuevas experiencias y a nuevos aprendizajes, que constituyen el equipaje personal de nuestra vida. Esa es la diferencia entre ser vivido y vivir. La primera, despersonaliza y somete a moldes prefijados por otros; la segunda es la opción de los buscadores.

Ellos aspiran a liberar su mente y su espíritu de las trabas preparadas para encorsetarlo por los agentes de esto que llamamos “el Sistema”. ¿ Se explican por qué este se empeña en demonizar a quien lo desprecia y pretende cambiarlo? Ser antisistema es una afirmación de libertad. Ser antisistema significa sencillamente que hemos crecido y el viejo traje se nos quedó pequeño. No es ir contra nadie; no es violentar nada, no es poner bombas ni emplear violencia alguna: es sencillamente que el traje nos aprieta y necesitamos crecer.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.