Nadie puede imaginarse la vergüenza ajena que soportamos aquellas personas que estamos obligadas a trabajar fuera de España. Sufrimos los chistes sobre la desvergüenza política en nuestro país.
Un país lleno de políticos corruptos… Foto: gaelx via a
Pocos Partidos Políticos se salvan de imputaciones por corrupción, y de quienes sólo se duda, son acusados de nepotismo (preferencia que tienen cargos públicos para dar empleos a familiares o amigos, sin importar el mérito para ocupar el cargo) como algunas alcaldesas de IU…
De aquellos barros estos lodos.
El Partido Popular se jacta de no haber sido nunca condenado por corrupción. Sin lugar a dudas se olvida de que el caso Naseiro se finiquitó de mala manera, no hubo absolución: no tuvo condena por haber prescrito, gracias a las argucias judiciales de buenos abogados pagados por los populares. El llamado caso Bárcenas, es la continuidad de aquello y de la seguridad de impunidad que tienen los políticos españoles.
El caso de los EREs andaluces es algo tan vergonzoso y chapucero como el caso Bárcenas. Los dos casos, al igual que el de Convergència Democràtica (CDC) en Cataluña, se han llevado a cabo debido a la falta de sentencias ejemplares para quienes de alguna manera se apropian de los caudales públicos.
Es evidente la necesidad de separar totalmente el Poder Judicial del Poder Político, de que los políticos no puedan imponer sus candidatos en los altos cargos de la Justicia.
Recuerdo el caso Willy Brandt, en 1973, los organismos de seguridad de la Alemania Occidental recibieron información de que uno de los asistentes personales de Brandt, Günter Guillaume, era un espía de los servicios de inteligencia de la Alemania Oriental. Aquel no se lo pensó dos veces, inmediatamente dimitió de todos sus cargos por algo de lo que sólo era responsable por ser personal a su cargo y nunca culpable.
En España se dice: ser imputado no significa ser culpable y nadie dimite, prefieren esperar que prescriba su caso y seguir viviendo de la mamandurria.
