Karma

Una cata de soledad

Hay que saborearlo todo, la soledad principalmente, esa capsula inquietante y llena de revelaciones, cuando descubres que tomas el café poniendo todos los sentidos en conocer el sabor, inclusive en prestar atención en los posos que van quedando pegados en la taza.

Cuando se saborea la soledad, se ve lo absoluto, lo absurdo y lo bobo, y hasta suele una reír cuando toma cuenta cómo los pensamientos se van pegando unos a otros y acabamos despertando en alguna idea extraña sin siquiera recordar como llegamos a eso.

La soledad sola, suele parecer melodramática, la gente gesticula triste cuando no la entiende y se esfuerza en espantarla. La soledad acompañada hay que saber comentarla, porque es como ir al cine y dejar al amigo en la puerta, es necesario explicarla aunque brevemente.

Por último la soledad elegida, esa que se busca de a minutos en el día, esa que nos inmoviliza la vista en cualquier punto, que comienza a rodar imágenes, ideas y momentos, la soledad mas linda -si me lo permiten-, es la soledad que se extraña cuando los compromisos nos abruman, cuando la gente habla y no para. Es esta la soledad que acompaña los espacios que no llena la música, la soledad de los pintores, los músicos y el mejor amigo de los escritores. Es la soledad de las madres solteras por la madrugada, después de arropar sus hijos y decir “hasta mañana”, es la soledad de los viajeros cuando conversan con el paisaje, es la soledad de los niños en sus juegos, la que les da el arrepentimiento a los pecadores, la que une el alma, el cerebro y el todo (el universo, un Dios, muchos Dioses), es una oración, una plegaria que agradece, crea o pide lo que haga falta.

Hay que saborear la soledad, como se saborean las salsas.412931_10151585897986124_1035015946_o

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.