Economía

Expropiando a España

¿Cuándo llegue la democracia a Cuba. Será considerada la deuda contraída por Fidel Castro, su hermano y los títeres que vendrán después, como una “deuda odiosa”?

Si nos fiamos en la definición del concepto de Alexander Nahum Sack, no caben dudas:

Si un poder despótico incurre en una deuda no por las necesidades o los intereses del Estado sino para otorgar mayor fuerza a su régimen despótico, para reprimir a la población que se le enfrenta, etc., esta deuda es odiosa para la población de todo el Estado. Esta deuda no es una obligación para la nación; es una deuda del régimen, una deuda personal del poder que la ha tomado, por lo tanto ésta cae con la caída del poder que la tomó. La razón por la que no se puede considerar que estas deudas odiosas graven el territorio del Estado es que dichas deudas no cumplen con una de las condiciones que determinan la legalidad de las deudas del Estado, que dice: las deudas del Estado deben ser tomadas y los fondos deben ser empleados para satisfacer la necesidades y los intereses del Estado

Así pues, españoles, brasileños y otros empresarios que comprometen capitales en Cuba, beneficiándose con las tasas de interés favorables a través de inversiones a largo plazo, deberían revisar la página de Wikipedia que ha inspirado esta reflexión.

Manifestacion-octubre-Ourense-deuda-odiosa_EDIIMA20130118_0167_4No cuento las inversiones venezolanas en Cuba, que deberán comenzar a ser rembolsadas dentro de un plazo de veinte años porque, primero, todo el mundo sabe que el petróleo es regalado y en segundo lugar, pienso como Keynes, que con su sentido práctico típicamente inglés solía proclamar a los cuatro vientos cuando se le interrogaba sobre el impacto futuro de su políticas estatista y consumista “Bah, qué más da, decía, si en el futuro estaremos todos muertos”.

La deuda con Venezuela entra en esa categoría hipotética de un riesgo igual a cero, puesto que esa deuda nunca será rembolsada, primero porque no es la costumbre de Cuba, que le debe a medio mundo y no dispone ni de confianza, ni de créditos en el mercado internacional para emitir Obligaciones de Estado. Recientemente vimos al Ministro ruso de Economía en La Habana, renegociando la deuda, no sé cuál, ni en cuáles términos, ya que el propio Fidel Castro dijo en su momento que no reconocía ninguna deuda con un régimen maldito y por demás, traidor a la causa de los trabajadores.

Pero volvamos al concepto de Deuda Odiosa, si de repente creen que es otro de los brillantes pensamientos de Marx, Lenin o Engels para burlarse de sus acreedores, se equivocan completamente; los desenterradores de la idea en el siglo XIX, por cierto bien conocida en la antigüedad, fueron los Estados Unidos cuando expropiaron a España lo que quedaba de su imperio en el Caribe y en el Pacífico. Durante las conversaciones de París, los embajadores norteamericanos exigieron que la deuda de Cuba fuera borrada, invocando los argumentos antes expuestos.

Las deudas odiosas tomadas y usadas con fines que, con el conocimiento de los acreedores, son contrarios a los intereses de la nación, no comprometen a esta última -en el caso que la nación tenga éxito en liberarse del gobierno que incurrió en ellas- excepto por la cantidad con la que obtuvo beneficios de esas deudas. Los acreedores han cometido un acto hostil para con la población; ellos, por lo tanto, no pueden esperar que la nación liberada de un poder despótico asuma las deudas odiosas, que son deudas personales de ese poder”.

A España no hizo mucha gracia, pero igual no le quedó más remedio que firmar (sin vaselina), bajo la amenaza de recomenzar la contienda en otra parte.

La posibilidad de ser unos morosos alabados y hasta ejemplares, es una nota de esperanza en el sombrío panorama que tiene por delante la nación cubana. Ninguno de los disidentes viajeros, y por tanto, muchos de ellos están considerados entre los más inteligentes y carismáticos opositores que han existido jamás, ha dedicado ni una sola de sus apasionantes intervenciones al tema económico, ni a la manera en que la nación deberá o no rembolsar las deudas odiosas contraídas por la dictadura.

Existen muchos temas pendientes de esta naturaleza, pero hasta el momento ningún grupo político de dentro o de fuera se ha expresado al respecto, ni ha explicado por poner un ejemplo, lo que va a suceder con los patrimonios norteamericanos expropiadas en el año 1959, ni tampoco con las últimas propiedades privadas que aún sobrevivían en la isla en el año 1968. ¿Se devolverán? ¿Borrón y cuenta nueva? ¿Deuda odiosa? ¿Rema que aquí no pica?

Hubiese sido interesante y mucho más equilibrado que Y. Sánchez, A. Rodiles, B. Soler (o cualquier otro) con impacto mediático lo hubiese planteado en el Congreso en estos términos u otros parecidos: “Si los señores legisladores suprimen el Embargo, el próximo gobierno democrático de Cuba indemnizará a los Estados Unidos, como opositor(a) me comprometo a abogar por ello dentro de Cuba”.

Estos problemas deberán encararse con seriedad y urgencia, porque más allá de los cambios políticos a los que aspiramos, son la base misma de una sana reconstrucción nacional.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.