Ciencia

Museo de Ciencias Naturales Los Yébenes

El Museo Nacional de Ciencias Naturales y el Ayuntamiento de Los Yébenes inauguran el próximo 24 de mayo el Museo de Ciencias Naturales Los Yébenes.

Museo de Ciencias Naturales Los Yébenes

Museo de Ciencias Naturales Los Yébenes

Este museo es la culminación de un proyecto que pretende exhibir las valiosas colecciones del MNCN en un contexto científico para divulgar las ciencias naturales entre la población de Castilla-La Mancha.

La divulgación de la ciencia pasa por acercarla al ciudadano. Igualmente, el interés por el medio natural también requiere cercanía. Conocer el mundo que nos rodea, los seres vivos que nos acompañan en el Planeta, el lugar que ocupamos en el intrincado árbol de la vida y otros temas de actualidad, como el cambio climático o las principales amenazas para la conservación de la biodiversidad, son asuntos que no pueden dejar de interesarnos.

El Museo de Ciencias Naturales Los Yébenes surge a raíz de un convenio firmado entre el ayuntamiento de esta localidad toledana y el Museo Nacional de Ciencias Naturales a través del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). El fin de este convenio es utilizar la experiencia científica y didáctica del MNCN, junto con los animales depositados en sus almacenes, para divulgar el conocimiento científico básico de las ciencias naturales, a través de “pequeños” museos fuera de la ciudad de Madrid.

Ya a finales del siglo XIX y principios del XX, el que fuera director del MNCN Ignacio Bolívar promovió activamente la creación de los Gabinetes de Historia Natural con fines pedagógicos en los Institutos de Enseñanzas Medias. Con el MCN Los Yébenes se pretende ampliar y descentralizar la labor museística del MNCN con un doble propósito expositivo y de conservación. De este modo, al tiempo que se facilita el acceso a los recursos didácticos del MNCN a las poblaciones periféricas, se incrementa el espacio para mantener adecuadamente piezas con valor patrimonial.

Se ha diseñado pensando en los niños y en un público lego en ciencia, por lo que lejos del diseño minimalista, tan común en las exposiciones actuales, se ha procurado que tenga color y el menor texto posible. No es un lugar para leer, ante todo se pretende suscitar ideas. Jorge Miguel Lobo, investigador del MNCN y comisario de la exposición nos comenta que los tres ejes transversales de la muestra, aunque no haya ningún panel específico dedicado a ellos, son: evolución, biodiversidad y alteración del medio natural.

El visitante que se acerque al MCN Los Yébenes podrá conocer la sorprendente variedad de formas de vida y los principales tipos de organismos animales que existen en nuestro planeta. Descubrirá cómo a partir de un origen único han evolucionado los distintos grupos de seres vivos que habitan en él y cómo ha surgido la biodiversidad.

La exposición que se inicia con un ilustrativo “árbol de la vida” muestra cómo de los 38 grandes grupos animales o filos, 37 corresponden a invertebrados. Dentro de los invertebrados los insectos, con un millón de especies descritas y probablemente otros cuatro por descubrir, son el grupo más diverso del planeta debiéndose gran parte de esa diversidad a sus interacciones con las plantas. Del mismo modo que su éxito evolutivo parece estar asociado a la adquisición de alas y a una metamorfosis completa.

Aproximadamente un 70% de los filos vive en el mar, lugar donde se originó la vida y donde se mantuvo hasta hace 400 millones de años, cuando algunos peces empezaron a vivir fuera del agua y aparecieron los primeros anfibios. Y es en el mar donde encontramos a los cetáceos, que evolucionaron a partir de mamíferos terrestres emparentados con antílopes, ciervos e hipopótamos. Entre estos gigantes del mar encontramos algunos con una capacidad de aprendizaje que sólo es superada por el hombre.

La muestra recorre los distintos grupos de vertebrados prestando especial interés a las aves, que ahora se sabe que en realidad son dinosaurios -según confirman los estudios filogenéticos más recientes-, adentrándose en diferentes aspectos de su biología como la gran variación en la forma del pico, las claves de la migración o por qué algunas han perdido la capacidad de volar. También describe la gran capacidad de adaptación de los mamíferos, que les ha permitido colonizar los ambientes más diversos y detalla cómo la llegada del hombre a los distintos continentes ha sido la causa de la extinción de grandes mamíferos en muchas regiones del Planeta.

Uno de los retos ha sido restaurar el esqueleto de un cetáceo que ha permanecido almacenado durante largo tiempo. Los comúnmente llamados “huesos de la ballena” pertenecen en realidad a ocho ejemplares de cinco especies de cetáceos diferentes. Gracias a las descripciones realizadas en un libro de Mariano de la Paz Graells, director del MNCN en la segunda mitad del siglo XIX; a Adrià Casinos, profesor de la Universitat de Barcelona, que había numerado en los años 70 del siglo pasado distintos huesos de estos cetáceos; y a Arturo Morales y Laura Llorente, profesores del Laboratorio de Arqueozoología de la Universidad Autónoma de Madrid, que han colaborado en la determinación, finalmente se ha conseguido reconstruir el esqueleto de uno de ellos, correspondiente a un rorcual azul (Balaenoptera musculus) que está felizmente expuesto en el Museo.

“Nos sentiremos satisfechos si logramos interesar al visitante sobre cuestiones biológicas relevantes y controvertidas relacionadas con el funcionamiento de los procesos evolutivos, la historia de la vida, las causas de la diversidad biológica, los posibles efectos del cambio climático o el origen del hombre” señala el comisario J. M. Lobo.

Con el Museo de Ciencias Naturales Los Yébenes se hacen realidad las palabras de Emiliano Aguirre, antiguo director del MNCN: “Un patrimonio vivo es un patrimonio que crece, se estudia y se enseña”.

Fuente: www.mncn.csic.es

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.