El sistema de trasplantes español se reconoce en todo el mundo como uno de los mejores. Sin embargo, tras el recorte de medio millón de euros en las ayudas para trasplantes y la formación de profesionales sanitarios, su liderazgo está en peligro.
La sanidad pública española sufre las consecuencias de los recortes como respuesta a la crisis. El sistema de trasplantes, uno de los servicios más prestigiosos y protegidos hasta el momento, corre peligro. Los fondos destinados a programas de formación de profesionales, junto con los planes de fomento de la donación, han caído un 20% este año. Hasta el momento, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad había respetado el presupuesto de 2,5 millones de euros destinado a mantener el sistema de trasplantes. Con el último recorte, la cantidad se ha reducido a 2 millones de euros.
Gracias a la calidad del sistema español de donación y trasplantes el pasado año se realizaron más de 4.000 operaciones. El éxito de este sistema reside en la buena formación y el buen entrenamiento de sus profesionales encargados de coordinar los trasplantes en todos los hospitales donde se puede producir una donación. A pesar de la vital importancia de la formación de estos profesionales, los programas y cursos reservados a este fin son los principales afectados por los recortes. La partida presupuestaria destinada a los centros, organizaciones y autonomías para formar a sus sanitarios en la utilización de los últimos adelantos y en la identificación de donantes potenciales, ha descendido desde 1,2 millones de euros a 800.000.
“Toda la red es consciente de que si empieza a haber problemas económicos a todos los niveles también los habrá para nosotros”, afirmaba el doctor Rafael Matesanz, director de la Organización de Trasplantes (ONT). La última partida demuestra que el director de la ONT no se equivocaba; las políticas de “austeridad” no entienden de límites, y pone en riesgo uno de los mejores servicios de trasplantes del mundo. Grecia y Portugal, dos de los países europeos más afectados por la crisis económica, han visto como su número de trasplantes se ha reducido de manera considerable.
“La culpa de que el número de operaciones descienda no es de la población, sino de los recursos sanitarios mermados o sobreexplotados que terminan repercutiendo también en este campo”, explica el doctor Matesanz. A pesar de que hasta el momento el sistema de trasplantes español ha resistido la crisis, los nuevos recortes ponen en riesgo su estabilidad.
Como consecuencia de los recortes, han disminuido los programas de formación de profesionales y las subvenciones a hospitales para compensar los gastos de las intervenciones. Mientras el Gobierno español desmantela su sistema de trasplantes, otros países apuestan por la promoción de las donaciones. Chile, uno de los países con menor número de donaciones de América Latina, ha logrado aumentar su número de donantes mediante una nueva ley. Esta norma establece que toda persona mayor de edad será consideradas donante de órganos. Sólo una orden ante notario puede anular esta normativa.
La ONT ha advertido que la ley chilena puede despertar una reacción popular negativa. Sin embargo, el presidente de la Asociación de Trasplantados de Hígado de Madrid ha señalado que se pierden oportunidades de salvar vidas por la negativa de muchas familias a autorizar la donación de los órganos de sus seres queridos. España es líder mundial en el sistema de trasplantes no sólo por la calidad y robustez de su organización, sino por la voluntad de sus ciudadanos a la hora de donar donde ninguna ley ha sido necesaria. Recortar en un ámbito que promueve y protege la vida no tiene justificación. Ninguna crisis económica, ni ninguna política de austeridad deberían poner en riesgo la esperanza y la oportunidad de una nueva vida para miles de personas.
