Sociopolítica

Venezuela: aquí también la culpa es siempre del otro

Hay cosas muy arraigadas en lo más profundo del inconsciente humano, entre ellas se encuentra las de evadir, soslayar y evitar responsabilidades en algunos actos que nos atañen directa o indirectamente. Cuando asumimos algunas obligaciones y no  podemos  cumplir con ellas,  lo común es darle  largas al asunto y  terminar por echarle la culpa a los demás. Esto es muy común en política, economía, educación, religión y otros segmentos de la vida civil y militar.

Un  caso frecuente  de evasión de responsabilidades viene y seguirá ocurriendo en el campo de la política. No existe gobierno que no achaque las culpas del fracaso de su gestión a los gobiernos anteriores. En el caso específico de Venezuela, el Sr. Chávez   pasó casi 14 años culpando  a los gobernantes de la Cuarta República  (él se encargó de crear la Quinta República) de todos los males; pero jamás llegó a sentirse culpable del desmadre ocasionado por su nefasto socialismo del siglo XXI el cual arrasó con la economía del país.

Ante el  colapso en la generación, distribución y comercialización de la energía eléctrica, fenómeno que ha venido ocasionado múltiples apagones en casi todo el territorio nacional, los jerarcas del régimen encargados de velar por el buen funcionamiento del sector eléctrico, han recurrido a los formalismos  más absurdos e inverosímiles para salir al paso y  tratar de ocultar su incompetencia, veamos algunos de ellos:

En la represa del Gurí en el estado Bolívar se encuentra una de las más grandes centrales hidroeléctricas del mundo, con capacidad para generar 50.000 GWh al año,  la cual suministraba electricidad a casi toda Venezuela y al estado de Roraima en Brasil (Boa Vista). Bueno, con la llegada de la “revolución” la producción de energía fue cediendo y las cosas comenzaron a complicarse, la ciudadanía pedía respuestas a las autoridades, las cuales, al no tener nada que decir, optaron por echar  la culpa, no a los ingeniero, ni al poco mantenimiento de las instalaciones, ni al desgaste de piezas vitales para las máquinas;  nada de eso,  sino a la ¡¡Naturaleza!!, ya que las lluvias no habían caído de manera suficiente para llenar al embalse hasta los límites establecidos; por lo tanto el culpable era Dios.

En una región muy importante del país, hubo un apagón eléctrico que duró varias horas;  el pueblo – como Condorito – exigía una explicación, y ni cortos ni perezosos los funcionarios encargados de dar respuestas  dijeron, con su cara muy lavada, que la culpable había sido una Iguana (reptil escamoso de la familia Iguanidae) por haber mordido  cables de alta tensión. Una vaina de locos; porque cuando no es una Iguana, es un Rabipelado (Didelphis marsupialis)   o un muchacho que levantó un papagayo (cometa de papel) y se enredó en los cables.

Foto: ruurmo

Foto: ruurmo

La capital de la República se ha convertido por obra y gracias de la “revolución socialista” en una de las ciudades más peligrosas del planeta. Durante el primer trimestre del año 2013 han ingresado a la morgue de Bello Monte (Caracas) un total de 1.364  cadáveres;   en su mayoría  ocasionados por  una delincuencia incontrolable que, como un cáncer, va  haciendo metástasis y carcomiendo todo el tejido social.  Ante tal situación la población se encuentra alarmada, reclamando mano dura contra el hampa, pero el gobierno, como de costumbre,  elude su responsabilidad, y  enfila sus baterías hacia  los medios de comunicación – así como suena – , ¡a la prensa escrita, la radio y la televisión independiente! – acusándola de causar zozobra en la población y crear en el  país una “sensación de inseguridad”. Como nadie  quiso tragar ese cuento chino y ahora no pueden matar al mensajero, les dio por comprar estaciones de televisión y algunos rotativos importantes.

En enero de 20013 fue encontrado en el parque zoológico de El Pinar ubicado en Caracas, un Cunaguaro (Leopardi paradalis)  presentando una serie de mutilaciones en su cuerpo. Esto ocurría durante el estado preagónico del Presidente Chávez y muchos ciudadanos asociaron estos hechos a los santeros, brujos  y babalawos, quienes suelen hacer este tipo de ritual para beneficio de alguna persona, por lo menos, así pensó el común de los mortales; pero ¡qué carajo! las investigaciones llevadas a cabo por la “inefable” Fiscalía General de la República los llevaron a la conclusión que el único culpable fue el animalito, el cual se auto mutiló. (Noticia publicada por el Diario El Universal en junio de este mismo año).

La nación entera se encuentra en los actuales momentos atravesando  la peor crisis alimentaría que  haya conocido,  las cosas andan muy mal en cuanto al  suministro de víveres para satisfacer las demandas de la  población; pero a pesar de todo esto, la honorable FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura)  le otorgó, con bombos, platillos y fanfarrias,  un premio al Sr. Maduro -Presidente en situación de revisión- por sus grandes aportes a la agricultura y por ende, a la alimentación de los venezolanos. Galardón absurdo si tomamos en cuenta que durante 14 años, el gobierno se dedicó a liquidar el aparato agro-industrial del país,  mediante una política de expropiaciones de fincas en plena producción, las cuales en manos de las comunas, a la larga, resultaron improductivas, y la apropiación “a lo macho” de industrias procesadoras exitosas, que   en manos de gerentes mediocres del régimen, resultaron un fiasco.

El régimen totalitario, recibiendo ordenes desde  La Habana, se dio a la tarea de atacar y destruir  todo aquello que tuviese que ver con el aparato productivo venezolano, metiendo el cuento de ayudar y beneficiar al pueblo,  pero le salió el tiro por la culata: poco a poco se fue presentando el fantasma del desabastecimiento y la  escasez de productos alimenticios;  el hambre y la  necesidad comenzaron   a hacerse evidente, los anaqueles de los establecimientos dedicados al ramo comenzaron a verse vacios.

El gobierno hizo todo lo posible para no asumir su responsabilidad ante el fracaso económico. Debía encontrar un culpable y echó mano al desgastado argumento del “imperialismo” sin decir si se trataba del norteamericano, el ruso o el chino; después acusó a la oposición democrática y su cruel guerra económica contra la revolución. Como nadie hizo caso a estos dos argumentos, terminó por hacer responsable de todo al pueblo: son culpables por comprar y consumir más de lo necesario, lo que produce escasez y desabastecimiento; por culpa de ellos no hay alimentos, y el problema del  papel higiénico (conocido también como papel toalét), que tampoco se consigue por ninguna parte, tiene una explicación sencilla según la lógica retorcida de los funcionarios gubernamentales:  “comen demasiado”, “por eso, cagan mucho”.

Y así, entre satanizar a la disidencia democrática, eludir  responsabilidades y buscar culpables donde no los hay, esta revolución se va diluyendo como  sal en un vaso de agua,  y a la larga será de ingrata recordación, porque al contrario de lo que muchos creían, pasó a convertirse en una “robailusión” pues mucha gente estaba convencida que Venezuela llegaría a ser  una especie de Suiza en el continente americano.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.