Ciencia

Ciencia y creencia. ¿Dónde están los límites?

Un paso importante hacia el desarrollo del espíritu crítico consiste en preguntarse sobre qué es real y por qué suceden las cosas que suceden, sin conformarse con el hecho cultural, la ciencia mercenaria, la tradición o el refrendo colectivo. Intentaremos adentrarnos en la relación existente entre el micro y el macrocosmos a través de una serie de reflexiones con la intención de formar parte del equipaje crítico de una parte de los lectores de estas páginas y cuyas aportaciones, de haberlas, pueden ser positivas para el conjunto.

UNO
¿QUÉ ES LO REAL?

¿Sólo lo demostrable por el método científico, o la realidad escapa al método que pretende expresarla? Muchos afirman lo primero, pero, como veremos, hay razones para dudar de su validez.

¿Es cierto, como se dice muy a menudo, que sólo lo material es real, porque a diferencia de lo que se llama “espiritual” puede ser medido y experimentado por los sentidos y a veces hasta reproducido a voluntad? Casi los mismos que afirman lo primero afirmarán lo segundo.

En ambos casos, se supone que para acceder al conocimiento al menos, claro está, al conocimiento científico, es imprescindible el uso de la razón.

El otro conocimiento, el espiritual- que suele enfrentarse al primero- no tiene validez o no ofrece credibilidad a muchos dogmáticos de la ciencia al no poder ser sometido al método científico, así que pertenece al terreno de la “creencia”, conjunto de elementos en los que los partidarios del dogma científico afirman que no hay por qué creer al estar fuera del alcance de la medida de los instrumentos o de la aplicación tradicional del método científico. Para estos la creencia, o la fe carecen de validez por su naturaleza, escurridiza a la razón científica,-aunque no necesariamente a la razón- y considerada como forma menor del pensamiento. Los científicos que reniegan de la fe no tienen inconveniente en profesar una fe ciega por la ciencia, a pesar de conocer sus limitaciones y los numerosos errores cometidos al usar el método científico desde su fe.

Aún así, los científicos más puristas pueden admitir que la creencia es el sustento de la vida personal íntima y puede ser expresada- aunque no agotada- por el lenguaje corporal, el emocional o el artístico, y no tienen inconveniente alguno en aceptar como buenos y saludables estos lenguajes y hasta emocionarse con una danza, una música o un poema. Por tanto admiten indirectamente que existen diversas expresiones de la realidad que precisan de su propio código de lenguaje.

La creencia profunda o la intuición artística, lo mismo que la belleza o la intuición no son catalogadas científicas aunque tienen un contenido experimentable, un método adecuado a su forma de expresión y una lógica precisa para realizarse.

Así pues, la creencia o la fe, cualquiera que sea su campo, no sería en principio algo contra la razón, sino contra una forma concreta de utilizarla, que para los científicos dogmáticos sería hacerlo contra la parte de la realidad a la que podemos acceder por los sentidos y los instrumentos de medida. Pero ¿ acaso son fiables estos?

Lo veremos en el siguiente capítulo.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.