Sociopolítica

Un bloque de izquierdas español-catalán como estrategia electoral

Si miramos el fondo, el subconsciente del ciudadano, expresado en las encuestas del CIS y otras de diversa credibilidad, podemos destacar varios aspectos: la manifestación de los ciudadanos españoles, en torno a un 80%, de que la situación económica es junto con el paro, su principal preocupación, la convicción de que esta situación no va a cambiar, la desconfianza en la clase política del bipartidismo y la despreocupación  absoluta por la suerte del Estado español ante la posibilidad de que se fracture con la proclamación por los  catalanes de  su independencia. Es muy interesante que un miembro de Esquerra Republicana, Alfred Bosch, aparezca con una alta puntuación. Es este un problema más de la clase política que de los ciudadanos españoles.

El panorama electoral, tal y como queda reflejado en todas estas encuestas, coincide en que tanto el Partido Popular como el PSOE no ganarán las elecciones por mayoría. La situación más favorable es que el bipartidismo ha quebrado. Y, en consecuencia, tendrán que formar alianzas. Y todas las combinaciones son posibles para poder gobernar.

El segundo aspecto, fundamental, es que las fuerzas políticas españolas en Cataluña, P.P. y PSC-PSOE, se han reducido a la mínima expresión. O lo que es lo mismo, la pérdida de electores en Cataluña y en España garantiza que ninguno de esos dos partidos será, nunca jamás, capaz de ganar las elecciones por mayoría en España. Bastaría con que en unas elecciones legislativas a escala española los catalanes movilizaran a miles de indecisos para que callera aún más bajo el potencial electoral de los partidos del bipartidismo.

El voto catalán es imprescindible para estos partidos y una garantía para que se forme un bloque de izquierda española y catalana que, sin necesidad de formar ningún frente popular, unan sus esfuerzos en torno a unos objetivos mínimos para inclinar la balanza a favor de un gobierno de centro izquierda con apoyo de izquierdas. Algo muy parecido a la actual situación catalana pero aún más a la izquierda porque CiU podría ser sustituida por el PSOE que podría gobernar con el apoyo de ese bloque progresista y nacionalista de izquierdas, pero sin estar integrado en el mismo, ni durante el proceso electoral ni después.

Para formar este bloque la presencia de la Esquerra, de la CUP y de ICV junto con I.U. y todos los movimientos sociales que deben unirse y movilizarse aportando sus propios objetivos a este programa común, son la garantía de un triunfo electoral de izquierdas. El panorama político y constitucional se transformaría radicalmente. Porque toda constitución es susceptible de diversas lecturas dependiendo de la ideología de quien la lea. Y si constitucional es la lectura que han hecho las derechas, tan constitucional será la lectura que hagan las izquierdas.

Podría ocurrir, y posiblemente se plantee, una alianza de las fuerzas nacionalistas españolas representadas por el P.P. y el  PSOE, al que se unirían los partidos menores Ciudadanos y UPyD. Claro que la consecuencia de esta alianza nacionalista sería que de Cataluña desaparecían los socialistas y sólo quedarían Ciudadanos y algunos residuos del P.P. O dicho con otras palabras, con excepción de Ciudadanos, si conserva su identidad catalana, todas las fuerzas políticas catalanas quedarían solas frente a las fuerzas políticas españolas. Esto es, Cataluña sólo estaría representada por sus propias fuerzas políticas y sería, de hecho, independiente. Sólo tendrían que hacer una declaración formal de independencia frente al acoso del Estado español.

Podría ocurrir, sin embargo, que CiU se uniera al bloque nacionalista español y fragmentara el bloque catalán pero eso significaría, también, su muerte política, no inmediatamente pero si en un plazo máximo de unos 10 años. Cuando el censo electoral se duplique con la incorporación de las nuevas generaciones nacidas independentistas. Sería una cuestión de tiempo la derrota de CiU y la proclamación de la independencia. En este equilibrio de fuerzas, todo acabaría dependiendo de los socialistas. Si se apoyan en el nacionalismo español, firman su defunción y si no lo hacen tendrán que aliarse con el bloque de izquierdas para gobernar.

Pero, como comenzaba diciendo al principio de este análisis, al pueblo español no le preocupa que Cataluña se independice y sí le preocupa la situación económica y la corrupción de la clase política. Como esta situación no se va a arreglar en muchos años, por mucha magia que hagan con sus medios de comunicación, los ciudadanos no tendrán otra expectativa para salir de ese estado de angustia que votar a las fuerzas de izquierdas y éstas hacer todo lo posible por aliarse con todos los movimientos sociales que se han ido creando en torno a sus propias reivindicaciones, incluidos feministas, hipotecados, jóvenes, parados, homosexuales, sindicatos…Porque estamos ante un cambio social, económico, político y moral.

Claro que cambiar las tendencias del voto de los indecisos sólo depende de la voluntad y capacidad de las fuerzas políticas para comunicarse con ellos. En cualquier caso, el panorama electoral y político del Estado español y de Cataluña dará un cambio radical. En el que las fuerzas políticas emergentes tendrán que consolidar y ampliar su electorado. Paciencia. Porque la correlación de fuerzas irá cambiando. Es cuestión de tiempo. Un tiempo que transcurre mientras la derecha se dedica a demoler el bienestar social. Bajo cuyos escombros acabará enterrándose ella misma.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.