Sociopolítica

Los indignados, ¿necesitan quemar las barcas?

Enfoques cooperativos

Sin esfuerzo no hay paz, sin lucha no hay victoria”. Tomás De Kempis

“Los hombres y pueblos en decadencia viven acordándose de dónde vienen; los hombres geniales y pueblos fuertes solo necesitan saber a dónde van.” José Ingenieros.

Toda Europa es un hervidero de protestas de insatisfacción social. Al igual que otros continentes, al igual que Latinoamérica, al igual que Paraguay.indignados-espana

Sin embargo, esas protestas encaradas por los indignados, no han conseguido aún doblegar  las causales de tanto malestar, de tanta irritación social, ante lo cual algunos encuentran a esa situación, de infinita indefinición, a causales del tipo mental, de bloqueo mental colectivo, no lo sé.

Lo que sí sé es que ya no es posible volver al bienestar de antaño, ya no es posible volver a la prosperidad de otros tiempos, y ya no es posible porque las estructuras generadas por el neoliberalismo lo hacen imposible y si se llegó a ello fue porque el capitalismo global lo requería, así que, simplemente, dentro del capitalismo no está el remedio. ¿Por qué entonces pretender volver a ello? ¿Por qué no avanzar?

Insisto, ya no es posible volver, entonces, debemos avanzar hacia el nuevo mundo, un mundo mejor, un mundo que será posible en la medida que lo queramos y lo construyamos. No existe otra alternativa. El mundo más libre, más justo, más cooperativo, nos aguarda si realmente lo queremos, de otro modo, se diluye.

Cabría preguntarnos ¿necesitamos un  Alejandro Magno? que en año 355 A.C.,  al llegar a la costa de Fenicia vio como los soldados enemigos triplicaban en número a sus tropas con el consiguiente desánimo de las mismas*.

Al ver a sus hombres atemorizados y sin esperanza y carentes de fe alguna en la victoria, Alejandro comprendió que caerían derrotados si no lograba que sus soldados dejaran de asumir aquel fracaso de antemano.

Fue entonces y una vez que hubieron desembarcado cuando mandó quemar todas las naves y tras reunir a sus hombres les dijo;

“Contemplad como arden los barcos. Es la única razón por la que debemos vencer, ya que de no hacerlo jamás regresaremos a nuestros hogares y ninguno de nosotros volverá a reunirse con su familia ni podrá abandonar esta tierra que hoy despreciamos. Debemos salir victoriosos en esta batalla, pues el mar es nuestro único camino de vuelta. Caballeros, cuando regresemos a casa, lo haremos de la única forma posible: en los barcos de nuestros enemigos

¿O tal vez necesitamos de Hernán Cortés? Que en la conquista de México cuando una vez que habían ganado tierra firme los alrededor de 500 hombres con los que contaba,  ordenó destruir las naves que los habían llevado.

Hernán Cortés hizo echar a pique las naves al ver a sus hombres irresolutos y titubeantes en seguirle para que perdiendo la esperanza de volverse no les quedara más remedio que vencer y triunfar a su lado.

Por su parte nos dice Enrique AgildaEs muy grande el salto imaginario que habría que dar para trasladarnos desde esta sociedad, organizada sobre bases egoístas, a una sociedad asentada en la cooperación con firmes bases económicas, morales y espirituales”.

Y prosigue “Nace nuestra convicción de que el hombre posee un natural espíritu de cooperación, que no ha podido desarrollarse por falta de estímulos ambientales. Ese espíritu de cooperación pugna por manifestarse y la sociedad-con sistemas colectivos y costumbres arraigadas-gravita sobre cada uno de los seres, incapacitándolos para el desarrollo de sus propias posibilidades.

Claro, los impedimentos no son fáciles de advertir, provienen de una sociedad asentada en democracias formales, engañosas.

Paraguay se despabila de su larga somnolencia, está la ciudadanía sana en proceso de despierte ante la tremenda corruptela que todo lo pudre. Los parlamentarios, los jueces y los empresarios del agro sostienen un régimen oprobioso. Todo será diferente si se construye una democracia participativa, de otro modo, la desilusión ganará, tal vez sea hora de quemar las barcas de ese esquema corrupto y corruptible.

Quizás, no lo sé en verdad, sea hora de quemar las barcas. Sea a  Alejandro Magno o Hernán Cortés al que necesitemos para ese acto, sería mejor  que seamos nosotros mismos quienes dejemos atrás este presente que no nos gusta porque nos agobia.

 ¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!

*http://elbufondigital.blogspot.com.ar

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.