Karma

A dos carrillos

– Maestro, ¿el Mulá llegó a trabajar en aquel caravan sérail en el que pretendía el puesto del propietario?

– ¡Pues claro que se presentó al día siguiente! Tenía que pagar unas deudas de juego y otras de los dulces que comía en la Casa de té.

– ¿Era goloso?

– Como un niño. Una vez, estaba tan hambriento que se puso a comer a dos manos. El camarero le preguntó “¿Cómo puede usted comer a dos manos siendo un Mulá?” Y Nasrudín le respondió, sin inmutarse y sin dejar de masticar a mandíbula batiente, “¡Porque no tengo tres!”

– Pero eso no es muy edificante -arguyó Sergei.

– Es que Nasrudín nunca busca edificar sino escandalizar, remover nuestra conciencia, hacer tambalearse nuestros hábitos.

– ¿Para que despierten?

– No, para que caigan en la cuenta de que igual que comer a dos carrillos es lo que hacen muchas personas con el trabajo, con el deporte, con los cosméticos, con las compras, con el estudio, con la limpieza o con el sexo. Y es gente que pasa por prudente y que hasta es admirada en nuestra sociedad.

Hasta en la escuela, – intervino Ting Chang-, nos hacen creer que cuánto más, es mejor. Más libros, más conocimiento, más memoria, más esfuerzo, más competitividad. Más de todo. Hasta hacer neurosis de carácter, de repetición y de orden, para intentar protegerse.

– Sobre todo, más poder y más dinero, más ego y más soledad -, concluyó con tristeza el Maestro.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.