Karma

Perder el burro

Burro

Foto: jlmaral

“¡Mulá, tu burro ha desaparecido!”, le gritó su amigo Wali a Nasrudín. “¡Cuánto lo siento!”

–  ¡Quita p’allá!-, le respondió éste muy contento.

–  Pero ¿no te apena perder tu único burro, Mulá?”

–  ¡Qué burro eres tú, Wali, qué burro! ¿No te das cuenta de la suerte que he tenido al encontrarme en la Casa de té y no estar encima del burro?”

–  No, no lo veo – respondió Wali.

–  No lo veo, no lo veo. Siempre igual, Wali. ¿No comprendes la suerte que he tenido? Si estuviera montado en él ¡yo también habría desaparecido! ¡Vamos a celebrarlo, Wali! Pero a la taberna de los francos cristianos. Ya está bien de té. Hoy es una gran ocasión. Hoy es el día, Wali.

¡Qué finura de argumento! Para muchos, perder su infraestructura es perder su vida. O su razón de vivir, que es todavía peor. Se perdió el burro, pues se perdió. No hay más vueltas que darle. ¡Qué alivio!

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.