Karma

El limosnero de Tamerlán

Nadie podía creer que el Mulá fuera generoso, así que, cuando salía de la mezquita un viernes, y antes de regresar al palacio en dónde era huésped del emperador Tamerlán, le tendieron una trampa.

Al salir de la Gran Mezquita vio a un mendigo que le pedía limosna.

– ¡Ajajá! – le dijo el Mulá -. Seguro que tú eres uno de esos golfantes que piden por no trabajar, como muchos pícaros transeúntes.

– Así es, Mulá misericordioso.

– Y seguro que bebes vino, te vas a los baños a que te den masajes y te acuestas con mujeres.

– ¡Cómo lo has adivinado, Mulá, clemente!

– Claro, y seguro que ni compartes las limosnas con tu familia y hasta le pegas palos a tu mujer.

– Así es, santo varón, así es – respondió el mendigo.

– Bueno, – dijo el Mulá -, ¡toma para tus necesidades!. Y le dio un soberano de oro de la bolsa de limosnas que le confiara el emperador Tamerlán.

Pues bien, más adelante se topó con otro mendigo que le imploró diciendo

– ¡Ay, Mulá, clemente y misericordioso, que socorres a los humildes! ¡Apiádate de mí que observo la ley divina: no bebo, no fumo, no juego en las tabernas ni gasto el dinero en lujurias asquerosas! ¡Tampoco golpeo a mi mujer y voy cada viernes a la mezquita!

El Mulá lo escuchó circunspecto. Lo miró. Reflexionó ante la expectación de la concurrencia y le dio una moneda de un cobre.

– Pero, ¿cómo puede ser esto? – exclamó el mendigo alzando los puños- Al golfo que peca y no observa la ley, le das una moneda de oro y a mí que soy piadoso me das un cobre ¿es esto justo?

– Tú ya estás satisfecho y a él le aguarda un largo camino – respondió el Mulá, que aparejó su asno y se dirigió al palacio de Tamerlán.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.