Economía

Productos falsificados y crimen organizado

La trastienda del “made in”

Los casi 2.000 millones de euros al año que genera el mercado de las falsificaciones, generado en su mayor parte en países asiáticos y africanos, financia actividades delictivas y mafias. Los productos de marcas reconocidas que usualmente se adquieren por módicos precios, a manos del mercado negro, ayudan a financiar delitos perseguidos por las máximas autoridades mundiales. Las ganancias obtenidas de este “mercado de la copia” se usan para lavar el dinero de las grandes organizaciones criminales que operan desde sus países de origen; también se fomenta la corrupción, la contaminación ambiental y el tráfico de personas.

Falsificaciones

Foto: tonnoro

Es una labor ciudadana evitar la tentación de pagar menos por objetos que sólo simulan los logos o emblemas de los grandes fabricantes, y que esconden grandes tramas delictivas. Erradicar la explotación humana, sobretodo de niños y mujeres, en países asiáticos y africanos, es de prioridad máxima. Existen sellos y garantías en muchos productos que aseguran su origen y condiciones de fabricación. El precio al que se adquiere un producto falsificado puede ser 10 veces menor al del producto original, pero el coste para la vida de una mujer china o de un niño congolés puede ser incalculable. La vida de estas personas no vale nada para sus empleadores; donde muere de agotamiento uno, se apoltrona otro. Muchas veces se acerca más a la esclavitud y al trabajo forzado que a una relación laboral.

Sólo durante el 2013 el Departamento de Aduanas en España intervino más de 2 millones de productos falsificados. Los datos de Hacienda revelan que el 67% de estas falsificaciones procede de Asia, el 31% de África. El valor que estos productos podían haber alcanzado en el mercado nacional se calcula en aproximadamente 230 millones de euros. No todos tienen el mismo precio de venta, unos ofrecen más rentabilidad que otros. A pesar de ser todas falsificaciones, existen grados en los objetos vendidos. Según la agencia aduanera el contrabando tiene prioridades, las incautaciones más cuantiosas son de ropa, calzado y complementos. De este último grupo más del 17% eran gafas y un 13% productos relacionados con la electrónica.  Los relojes y las gafas son los favoritos para el tráfico debido a que su precio de venta es alto y el transporte fácil.

La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el delito (ONUDD) publicó en 2013 cifras alarmantes con respecto al tráfico de medicamentos falsificados. Esta actividad criminal mueve unos 4.000 millones de euros cada año solo en Asia y África. También alertó sobre otros grupos de artículos cuyas producción se suele controlar al máximo dado el riesgo que conlleva su mal funcionamiento. Se pueden encontrar falsificaciones de ruedas de vehículos, discos de freno, los “airbags”, alimentos para bebés, los juguetes para niños e incluso componentes de aviones, cuyo uso puede poner en serio riesgo la salud y la seguridad de los consumidores, advierte la organización.

Conjuntamente a la acción ciudadana, la lucha contra estos delitos se debe desarrollar de forma intergubernamental. La pobreza de los países distribuidores de falsificaciones y la falta de atención de sus gobiernos hacen que trabajar por míseros salarios y en condiciones infrahumanas sea la única forma de tener lo justo para el plato del día. No sólo se trata de exigirle a los gobernantes que tengan más control, o darles ayudas para que erradiquen estos problemas. La seguridad y la justicia dentro de una nación son parámetros obligatorios para que se establezcan relaciones comerciales que le beneficien.

La ONUDD ha comenzado el año con una campaña contra este problema. La acción se identifica con el lema Productos falsificados: no apoyes el crimen organizado. Se intenta advertir a los ciudadanos sobre los riesgos de consumir productos farmacéuticos o alimentos falsificados, del daño indirecto hacia la vida de otras personas, las terribles pérdidas para el comercio mundial, además de los problemas éticos y ecológicos que subyacen tras su consumo.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.