Sociopolítica

Generación Rigodón

Personas que nacieron de 1975 a 1985

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Rigodón

Mi generación creció viendo los dibujos animados de las décadas de los 70 y 80, cuando la animación infantil estaba al amparo de los grandes clásicos de la literatura. Uno de los mejores ejemplos fue La vuelta al mundo de Willy Fog (1984). En esta serie, basada en la novela de Julio Verne, aparece uno de los personajes secundarios de animación más ricos y tierno. Me refiero a Rigodón, la sombra inseparable del viajero Fog; por eso he decidido bautizar con este nombre a la generación de unos niños que los fines de semana almorzaban viendo las historias animadas que dejaron algunas adaptaciones de clásicos de la literatura.

Pasado el tiempo, cuando aquella enseñanza televisiva de los fines de semana se quedó en nuestra niñez enterrada, nos hemos encontrado con una realidad muy politizada y sin motivación cultural. A día de hoy la generación Rigodón se encuentra en un cruce de caminos: ser ellos mismos o seguir una tendencia sin alma, sin discurso y sin ideas. Parece que en el 2014 se han perdido los valores que nos enseñaron de niños; analicemos…

Nuestra generación fue la primera que vivió pensando que todo, absolutamente todo era posible en un mundo en el que la tecnología, el mundo digital estaba evolucionando y que podría dar lugar una creatividad más avanzada. De esta manera, nos estaban dando un futuro para que lo inventásemos y que la generación Rigodón se ha encargado de estancarlo una y otra vez.

Las personas que hoy tenemos entre 29 y 39 años parece que no podemos o no sabemos avanzar y eso que la Historia nos ha regalado un tiempo muy bonito para crear sugiriendo, inventando. Un ejemplo muy visible es lo que está sucediendo en los circuitos literarios; según mi parecer se está confundiendo la crónica periodística con la poesía y se olvida de sentir, crear o pensar, en lugar de quejarse. Cuando desde una época remota los artistas de todas las disciplinas han expresado su “queja” por medio de su arte, han buscado un mensaje en sus entrañas y lo más importante, libres de gurús y dioses que planteen un pensamiento cultural único mediante un discurso anticuado en una generación que ha crecido con la imagen y la palabra al mismo tiempo.

El individualismo creativo siempre ha sido un problema para esta sociedad y se empeora cuando a ese individualismo creativo se le añade la politización del hecho cultural. ¿Dónde perdió su rumbo la generación Rigodón? ¿Cuál fue el día que el artista dejó de serlo, dejó de guiar a una sociedad en crisis constante con su existencia y con lo que le rodea?…

No nos engañemos: este tiempo es un tiempo de dictadores con piel de cordero, porque tienen las lecciones muy bien aprendidas y saben cómo convertir a la generación Rigodón en una diana fácil para sus disparos perfectos. Lo complicado es que esa amenaza no es de una persona en concreto, sino de una supuesta esperanza de cambio. Ahí es donde vive el terror, porque el verdadero cambio tiene que nacer del arte y no de unos pocos individuos, mal colocados, vociferando consignas políticas revolucionarias.

La generación Rigodón, en estos últimos años, no ha sabido reivindicarse con un pensamiento propio al meterse en la espiral de una generación anterior a la suya. Y así vivimos en un mundo más que dormido, donde dentro de cinco o seis lustros se verán los verdaderos resultados de esta etapa histórica, y si son como un cambio o como un retroceso.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.