Karma

Reflexiones sobre el Alzheimer

Me levanto y no recuerdo como afeitarme, mejor dicho: qué es afeitarse.

Me molesta que alguien me diga que me afeite y yo no sepa lo que es, ¿qué me sucede?

Se sonríen en casa, ¿cómo no vas a saber lo qué es afeitarse? Me lo explican y lo entiendo. Me enseñan cómo hacerlo y lo aprendo. Me dicen: ¡ya está bien de esta broma! Pero no es una broma, es la verdad.

Me extraño de esto, no entiendo que puede ser, habrá sido un lapsus mio, mejor es no darle importancia.

Voy a buscar mi ropa y no recuerdo dónde la tengo… ¿qué pasa? ¿cómo es esto? Hablo con mi mujer y me dice que deje ya de bromear, pero al verme llorar, entiende que no es una broma, que algo me sucede, y se preocupa, intento reflexionar sobre lo ocurrido y no entiendo lo que sucede… Lo hablamos y decidimos ir al médico, entre pruebas y pruebas me detectan Alzheimer.

Al enterarnos, mi familia me arropa, pero yo no puedo detener los pensamientos que me empiezan a atormentar: ahora sé quien soy, puedo pensar en lo que me sucede, pero poco a poco iré perdiendo mi identidad hasta ser algo que no conoce ni reconoce, alguien al que se le han borrado sus recuerdos y no puede memorizar el día a día. Se me olvidará todo lo aprendido a lo largo de mi vida. Pero lo peor es que no podré volver a aprenderlo. Algo tan simple como conducir se me olvidará. ¡Dios! ¿cómo es posible?

Toda mi vida desaparecerá en el olvido

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Foto: © Fotolia.com

¿Cómo me reconoceré? ¿Cómo sabré que soy yo? Yo. Yo. Hasta eso se borrará. No sabré ni quién es mi familia.

Señor, ahora sé qué sucederá, pero cuando vaya sucediendo, ni yo mismo me daré cuenta…

¿Cómo voy a ser consciente de lo qué olvidaré, si perderé hasta el saber que soy consciente?

¡Qué complicado! Me da miedo. Lloro porque siento pena y miedo, pero llegará un día en que lloraré y no sabré ni por qué.

Solo me quedara la carcasa, mi cuerpo. Me miraré a un espejo y no me reconoceré.  El problema es si sabré lo que es un espejo… ¡Qué difícil!

Por cada pensamiento que tengo ahora, me viene otro que me contradice el anterior. Ahora pienso y reconozco, pero ¿y mañana?  Un día me levantaré y no sabré ni el significado de un mañana.

Quiero recordar quién soy

No quiero olvidar mis recuerdos, quiero mirar a mi familia y saber que es mi familia. Quiero sentirme vivo. No quiero olvidar qué es sentirse vivo…

¡Dios mio, que follón de pensamientos!

Va a ser progresivo y ¿cómo sabré lo que olvidé, cuando se haya borrado de mi memoria? No quiero que ocurra… Es morir lentamente, sin darte cuenta de que te mueres. Me da miedo acostarme porque quizás mañana no recuerde.  No sé lo que no recordaré, porque aunque me lo digan, se habrá olvidado para siempre…

Poco a poco se irán muriendo trocitos de mi vida…

…y yo no voy a ser consciente.

Sufro por esto.

Quiero alargar los días, quiero todos los días, recordar que recuerdo.

Llegará un día en que solo quede algo muy pequeño en mi memoria. Algo muy, muy pequeño… ¿qué será? ¿Seré consciente de ello, o se esfumará sin darme cuenta?

¿Para qué toda mi vida? ¿Para qué todas las vivencias? Todo eso ronda mi cabeza… ¿para olvidarlo?

No entiendo esto que me sucede. No entiendo por qué a mi, me digo a mi mismo todos los días…

Me tengo que acordar de que soy yo, que no se me olvide.  Y sufro, sufro mucho.  Al final, ¿qué seré? ¿Qué pensamientos tendré? Si los tengo.

Quiero mi vida, mis seres queridos, mis recuerdos, mis cosas… No quiero morir en vida. No quiero olvidar que sé lo que es olvidar, porque ya no sabré ni lo que significa la palabra… esa palabra.

Porque no sabré ni quién soy.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.