Sociopolítica

¿Se está construyendo un Gobierno, con el olor pestilente de la corrupción?

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Foto: Pixabay

¿Se está empezando a recuperar el sentido de la realidad española? Digo esto con el mayor respeto a ciertos políticos relacionados con la vida y decencia de este país. Pues créanme: soy uno de los que piensan que los prolegómenos se están llevando a cabo con luz y taquígrafos, por tanto me merecen todo el respeto. Más aún, cuando lo que se intenta es formar un nuevo gobierno con piezas viejas aunque también con nuevas, a base de sumar diputados de distinto tinte político, lo que no debe ser nada fácil, si añadimos la falta de práctica de muchos de nuevos diputados, además de con escaso músculo político y poco avezados en estas lizas, las cosas se complican bastante más.

Pero urge tomar conciencia de que la necesidad de rápidos acuerdos no debe eternizarse. Urge tomar conciencia, porque lo exige el pueblo, y entender con claridad que con las cosas de comer no se juega. Y urge seriedad y trabajo. Piénsese que nadie va a venir a arreglar nuestra situación (y aún menos la Unión Europea). Ni nosotros lo necesitamos. Pero es claro que se vive un serio momento. Como serios suelen ser los movimientos para llegar a acuerdos o –lo peor- de romperse al final. Y los que piensen de otro modo, han de saber que con este país nuestro de cada día –España- no se juega, mucho menos usando la sucia astucia o el corrosivo veneno del engaño. Pero sobre todo, creer que las de uno son las mejores cuentas, en tanto que con las de otros partidos –piensan- no se va a ninguna parte. No. Nadie está en absoluta posesión de la verdad. Ni la verdad es a veces tan transparente como parece.

Luego está lo del respeto. Si no se aplica el decoro con el contrincante, el contrincante reaccionará, y no precisamente con un fuerte abrazo. Aunque es cierto que, en casos como estos, no siempre somos tan buenas personas como pudiéramos parecer.

Y para más inri, se viene conociendo en esto estos días que la corrupción continúa acampando a sus anchas. Lo que ha endurecido las estrategias en determinados acuerdos, ya prácticamente cerrados, al menos de palabra. Lo que es mal asunto. Algo así como cuando una madre caza a su hijo metiendo la mano donde no debía. En su más alta escala, la corrupción, a la que desgraciadamente le queda mucha vida por delante, llegará un momento en que dejará de existir (bueno, siempre quedará algo, pero menos de lo que ahora vivimos). Seguro.

Es bien claro que se conocía de la existencia e importantes casos de corrupción, pero quizás no de tanta envergadura, ni eran tan numerosos. También es cierto que el Partido Popular ha batido todos los récords posibles. Nadie podía pensar que las cosas iban a llegar tan lejos. Ni que ocultaran en su seno tan desmesurado número de corruptos. Mariano Rajoy ha hecho, con su silencio, un flaco favor a la democracia, y a ellos mismos. Antes, muchos debieron haber pensado que, más pronto que tarde, se irían desmontado todos los tinglados.

Sea como fuere, hechos como los que hemos venido viendo estos cuatro años, creo que nunca volverán a repetirse. Y con esta esperanza, todos los ciudadanos aguardan con impaciencia que, de una vez por todas, cada partido pierda algo y gane algo. Pues con esta suerte de acuerdos formemos gobierno. Y el tremendo problema de la corrupción, como en cualquier país civilizado, pasará a peor vida.

Ahora toca actuar. Y lo haremos, antes de llegar a unas nuevas elecciones. Que parecen no ser, y es lógico, del gusto de nadie.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.