Sociopolítica

Malos políticos

Políticos y coaliciones. Decía Guy de Mollet que “La coalición es el arte de llevar el zapato derecho en el pie izquierdo sin que salgan callos”. Y tenía razón Mollet, pues para gobernar un país se hace del todo imprescindible y absolutamente necesaria la transparencia de la razón, de tal manera que sea esa la única forma de que, realizando un esfuerzo, se pueda gobernar un país en el que se cree riqueza y hombres cultos.

Verdaderos políticos…

Foto: liberacionahoraClaro que para eso hace falta ser un verdadero político, tener madera para ser un “profesional de la política”.

Poner bien claro que sobre ellos descansa la seguridad del pueblo soberano.Que tengan sana conciencia e incluso puedan decir, muy alto, que ellos son necesarios para la buena marcha de la democracia de un país. Del mismo modo que los que desean estar en la política se asemejen a otras labores, es decir, que aparte de ganar lo suficiente para vivir, sirvan con amor a los conciudadanos, aportando toda la inteligencia para siempre caminar por la rectitud.

Nada que no sea esto está del todo fuera de los buenos políticos. Ni nada hay más repugnante que unos políticos corruptos.

Ni nada está más cerca de “llamar ladrones” a las personas que, desempeñando un trabajo de más o menos responsabilidad, se aprovechan de la confianza que han depositado en ellos para trapichear, mentir, confundir, difamar… a la vez que, poco a poco, van haciendo montoncitos de dinero y al cabo de un tiempo los colocan en paraísos fiscales. A esa clase de gente hay que darle desdeñosamente de lado.

Políticos… fauna desagradecida

Cierto es que esa esta fauna desagradecida, mentirosa y ladrona se aprovecha de la oportunidad que le ha brindado el pueblo, ostentando un cargo claramente inmerecido. Y cierto es también que el porcentaje es más pequeño que el escándalo producido. ¡Pero es que no debe haber ni un solo político con las manos manchadas, ni tan siquiera “limpias”!

Otro motivo que caracteriza a los buenos políticos es el hecho de llamar a las cosas por su nombre y no distorsionar la verdad mintiendo, el de no juzgar a sus compañeros del bando contrario como sus mayores enemigos, de los que huyen como de la peste.

Hablamos de hoy, hablamos de España. Hablamos de que no se puede estar tocando el arpa mientras se quema Roma.

Pero ¿qué es esto? ¿Adónde vamos? ¿Qué país se puede construir rodeado de esta canalla? ¿Cuándo aplicaremos la ética del comportamiento digno y no la sinrazón del despropósito, así como la estética del trabajo bien realizado, diáfano a los cuatro vientos del pueblo español? ¿Cuándo?

Cierro ya con una frase de George Clemenceau, que ojalá nunca tengamos que aplicar a ninguno de ‘los nuestros’:

“Cuando un político muere, mucha gente acude a su entierro.

Pero solo lo hacen para estar completamente seguros de que se encuentra de verdad bajo tierra”.

No. Creo que nunca será necesario. Esto es extravagantemente demoníaco…

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.