¿Quién organiza y financia movidas como la del pasado sábado 22 en Madrid? Aludir a “colectivos de izquierda”, suele ser normalmente el socorrido recurso político para generar inquietud y desestabilización. El propio nombre del evento, “Marchas de la dignidad”, presupone que el objetivo de la movilización es luchar contra los indignos, que según ellos no son otros que los componentes del actual Gobierno (PP) con su presidente a la cabeza.
Que los ciudadanos tienen todo el derecho a manifestar su desesperación es incuestionable. La degradación que están padeciendo los jóvenes en España, a la vista del incremento de las cifras de paro no tiene parangón. Nada más frustrante que tras realizar una carrera, mejorar tu formación posgrado y aprender un idioma, seas incapaz de encontrar un puesto de trabajo en cualquier actividad.
Ahora bien, lanzarse a la calle para reclamar que no se pague la deuda, no pasa de ser una imbecilidad supina, dado que como país perteneciente a la Unión Europea, estamos obligados a respetar las normas de convivencia y tal principio no admite discusión, por mucho que grite el autoexiliado en Cuba Willy Toledo, país que no se distingue precisamente por el respeto a los derechos humanos.
El oportunismo de los sindicatos mayoritarios (UGT y CC.OO.) en ciertas ocasiones causa auténtica animadversión. No parece muy acertado que cobrando sustanciosas subvenciones de los Presupuestos Generales del Estado, dichos estamentos se vinculen a los llamados grupos antisistema a quienes repugnan tales prácticas. Curiosamente, varios de los grupos asistentes a la manifestación exhibieron pancartas con duras críticas hacia la corrupción y la Central Sindical UGT continúa sin aclarar sus presuntos problemas con las desviaciones millonarias de Fondos para la Formación y los EREs.
En opinión de la Delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, la aparente paz inicial de la marcha pronto perdió tal carácter, con la intervención de algunos grupos violentos, perfectamente adiestrados, que se comportaron “con verdadera saña”. No obstante parece que existen más problemas en relación con la falta de coordinación en opinión de los sindicatos. No ha sido normal la cantidad de agentes heridos y algunos de ellos de gravedad, lo que ha motivado la petición de destitución del comisario jefe de la Unidad de Intervención Policial. Exigen que se actue con criterio de policías y no de políticos. El ambiente está enrarecido y en momentos tan críticos es totalmente inadecuado.
Otra circunstancia a añadir, nada nueva por cierto, es la proliferación de banderas republicanas en cualquier manifestación y ni una constitucional, con independencia de lo reivindicado: Enseñanza, Sanidad, etc. No parece muy coherente el vincular todas las protestas y recortes producto de la crisis con la aspiración de convertir a España en una república.
Para la militancia conservadora, los continuos desgastes que está padeciendo el PP, son producto del desafortunado manejo de los tiempos por parte de Rajoy y otros errores de gestión, carentes de una explicación lógica y más cercana al capricho o la improvisación. Desconcertar a los suyos no es una política acertada. No conocer a finales de marzo la cabeza de cartel para Europa ni el resto de la lista electoral es un despropósito. Recientemente todos dieron por hecho que José Luis Sanz sería el líder del PP en Andalucía, con el apoyo de Cospedal García (el “de” es un adorno personal) y al final, el dedazo milagroso de don Mariano nominó a Juan Moreno Bonilla.
Ya son varios los dirigentes del partido que opinan que las relaciones Monclo-Génova no gozan últimamente de la fluidez requerida. Las manipulaciones por parte de la Secretaria General, cansan y no gustan. Pretender elevar el partido a rango de ministerio es una equivocación. Cospedal pierde fuerza y los maitines prácticamente han desaparecido. Es ambiciosa, pero tiene un grano de reconocida categoría en el Gobierno llamado Soraya Sáenz de Santamaría, que no necesita levantar la voz para aclarar conceptos a quien corresponda… La comunicación entre ambas, según dicen, tampoco es la adecuada…