Nos gusta la naturaleza, pero que esté domesticada
Jorge M. Lobo es un profesor de investigación del CSIC que conoce muy bien un grupo de coleópteros estrechamente ligados al hombre. Además, es un experto en elaborar modelos para predecir la distribución de las poblaciones animales. Su profundo interés en la conservación le ha llevado a asesorar a los gestores sobre el mejor modo de diseñar los espacios protegidos para conservar la biodiversidad.
¿Es cierto que sin los escarabajos coprófagos tendríamos un serio problema de sanidad en la naturaleza?
Los estudios que hay sobre el papel de estos escarabajos en los ecosistemas manejados por el hombre muestran que contribuyen casi tanto como la hojarasca del bosque al enterramiento de fósforo y nitrógeno, a parte de que airean el suelo y destrozan las heces con lo que es más difícil la expansión de los parásitos que lleva el ganado en el tracto digestivo, y de las plagas de dípteros. Hay un proyecto muy antiguo del CSIRO en el que se llevaron a Australia escarabajos de la región mediterránea y de África para nitrificar los campos y acabar con distintas plagas.
Precisamente en Australia existen zonas llenas de excremento de ganado porque no hay escarabajos suficientes. ¿De qué modo podría solucionarse?
En España y en el Mediterráneo esto no constituye un problema, pero si que hay otros factores que pueden serlo. Uno es el abandono de las prácticas ganaderas extensivas, ya existe incluso ganado ovino que se estabula convirtiendo la ganadería en industrial. Este abandono de la ganadería extensiva y de la trashumancia está teniendo consecuencias en los pastizales como es la ausencia de nitrificación que conlleva un cambio en la composición de las especies pratenses que come el ganado. Lo que ocurre es que disminuye la palatabilidad de las plantas, son menos agradables al paladar, y aparecen especies de gramíneas o leguminosas que resultan poco atractivas para el ganado. Hemos observado que el abandono de las prácticas extensivas junto con la utilización de antihelmínticos, que son unos compuestos antiparasitarios que se utilizan de forma sistemática en el ganado, si originan problemas de salud pública.
¿Cuáles son exactamente esos problemas?
Ahora vamos a empezar un proyecto en el Parque Nacional de Doñana (Huelva), delimitando zonas donde está restringido el uso de antihelmínticos y zonas colindantes similares desde el punto de vista ambiental en las que sí se usan estos compuestos. Vamos a compararlas y ver qué es lo que está pasando, porque hay evidencias de impacto sobre los escarabajos y sabemos que hay especies muy sensibles. Los insectos no tienen hígado sino cuerpos grasos que están diseminados por todo el cuerpo, donde acumulan y metabolizan esos compuestos y otros tóxicos. Esto está influyendo en la formación de los ovocitos -huevos- que se forman con las grasas, por lo que dependiendo de las grasas que haya la vitelogénesis -formación del material para la nutrición del embrión- no funciona bien. Á‰ste es el primer estudio que hay en la Península Ibérica, pero el país más avanzado en este tema es Francia, donde incluso se habla con los ganaderos para que abandonen el uso de los antiparasitarios porque existen problemas de salud muy importantes, y muy onerosos.
¿Qué sucede cuando disminuye la cantidad de escarabajos coprófagos?
El excremento se queda en el suelo, no se recicla, incluso los dípteros proliferan porque no tienen competidores y se multiplican las plagas de parásitos. Además, el área de rechazo natural que existe alrededor de las heces en la que el ganado no come, aproximadamente un volumen igual al del excremento, está contaminada por los propios parásitos con lo que aumenta. En resumen, se pierde área susceptible de ser pastoreada, hay un incremento de parásitos y se produce también una pérdida de productividad al no enterrarse los excrementos. En Francia se está en contacto con asociaciones ganaderas para analizar los costes que suponen la pérdida de pastizales y crear un sello de calidad para aquel ganado que no utiliza antihelmínticos.
¿Hay datos sobre la relación directa entre la abundancia de estos coleópteros y una menor tasa de infección del ganado?
Sí, aunque no se conoce bien el mecanismo fisiológico que está implicado. Los datos de comunidades naturales anteriores a 1950 indican que, aproximadamente, el 90% de los ejemplares que se colectaban eran peloteros (telecópridos), los escarabajos que ruedan la bola y la entierran. Actualmente, los ejemplares de este grupo que se recogen no llegan al 1-2% En el norte de África, donde se conserva el tipo de paisaje y las prácticas ganaderas que había aquí hace 80 años, todavía se colectan muchos. Estas especies han desaparecido en el Mediterráneo y todas están en peligro. Desconocemos por qué motivo son especialmente proclives a la desaparición cuando se usa cualquier tipo de sustancia antiparasitaria.
En el Parque Natural de Los Alcornocales (Cádiz) habéis descubierto la primera especie de escarabajo que come y entierra bellotas de alcornoques, encinas y robles. ¿Qué papel desempeñan los invertebrados en la estructura y mantenimiento de los bosques ibéricos?
Los invertebrados representan el 80% de las especies animales y la gran mayoría son descomponedores. El suelo es una parte importante de los ecosistemas terrestres, en la primera capa del horizonte del suelo se reciclan todos los nutrientes y son los invertebrados los que están en esa capa. Lo que ocurre con el escarabajo «reforestador» Thorectes lusitanicus es que los investigadores que trabajaban en el parque estudiando la dispersión de semillas se dieron cuenta de que éstas desaparecían. Este escarabajo geotrúpido que es endémico de la Península Ibérica, normalmente come excrementos secos de ciervo, gamo, corzo, y entierra las bellotas. La densidad es de 5 individuos por m2 de suelo en los alcornocales y durante el otoño se dedican a enterrar las bellotas. La capacidad de germinación es muy superior a la de cualquier otro animal, son verdaderos reforestadores: hablamos de que un 10% de las bellotas que entierran germinan, lo que es una proporción muy elevada. Uno de los aspectos más interesantes es la ventaja adaptativa que supone esta práctica, porque con ello consiguen depósitos de ácidos grasos que les permiten ampliar su nicho climático; es como si tuvieran refrigerantes y anticongelantes, con lo que pueden permitirse tolerancias climáticas de hasta 6 y 7 grados superiores e inferiores cuando comen bellotas, respecto a cuando comen excrementos. Debido a ello pueden estar activos a temperaturas que otros insectos no toleran. Además, aumentan la cantidad de ovocitos -el tamaño de puesta- cuando eligen activamente las bellotas.
¿Qué representan los invertebrados en el conjunto de la biodiversidad?
Desde el punto de vista funcional son importantísimos: son polinizadores, están en la base de los productores primarios; son descomponedores, actúan antes que lo hagan las bacterias que serían los descomponedores finales, y además son carroñeros o coprófagos. Los excrementos del ganado en los sistemas pastoreados son el equivalente de la hojarasca en el bosque. Hablamos de 40 kg de heces por vaca y día, de materia orgánica descompuesta que retorna otra vez al pastizal. Es la manera natural de reciclar nutrientes. Creemos que hay aproximadamente unos 60.000 invertebrados terrestres y desconocemos de cuántas especies estamos hablando, de su biomasa y de cuál es su papel en los ciclos naturales de nutrientes.
¿Cuáles son las causas del gran desconocimiento del público general sobre este grupo de animales?
Tenemos una cercanía a la naturaleza un tanto irreal. Nos gusta la naturaleza pero que esté, de algún modo, domesticada. En el mundo occidental la relación con la naturaleza, a la que en los últimos 5.000 años nos hemos dedicado a domeñar y a convertir en algo similar a un parque temático, es una relación de amor, pero hemos olvidado que es difícil convivir con ella. Los invertebrados forman parte de lo más desagradable de la naturaleza cuando está en estado salvaje: hematófagos que te chupan la sangre, parásitos que se te meten por todos los lados, las mariposas son muy bonitas pero las orugas son irritantes. Ese desconocimiento de los invertebrados tiene una razón de ser, lo cual va cambiando cuando aumenta la cultura. Digamos que el sentimiento es un miedo atávico a medida que te alejas en la escala de parentesco.
Como coordinador general del Atlas y Libro Rojo de los Invertebrados de España puedes contarnos ¿cuáles son sus principales objetivos?
Este atlas es un hito, pero apenas son 300 especies recogidas por más de 100 especialistas. Se trata de las especies más interesantes. El resultado más notable es su escasa representación en los Espacios Naturales, cosa que ya suponíamos, pero ahora tenemos la evidencia. Los Espacios Naturales se han creado siguiendo criterios de oportunidad, generalmente utilizando datos relativos a vertebrados, especialmente aves, y plantas. Cuando introducimos los invertebrados, empiezan a aparecer muchos sitios importantes para proteger y sobre todo con características ambientales diferentes a las de los Espacios Naturales, por ejemplo las zonas esteparias. Esto nos hace plantearnos que tenemos que cambiar de estrategia, porque lo que se necesita a lo mejor no son grandes reservas sino pequeños enclaves repartidos por el territorio: un territorio que contemple una matriz natural dentro de las zonas urbanas y pequeñas microreservas en muchos lugares. El cambio de paradigma es que ya no se trata de un sistema binario, blanco o negro, el territorio protegido y el resto en el que se puede hacer cualquier cosa. No, ahora todo el territorio es útil y lo que hay que hacer es establecer grados de protección y dejar siempre una matriz natural de pequeños enclaves que, aparentemente, pueden resultar poco atractivos, pero que es donde se concentra una parte importante de biodiversidad.
¿Qué se podría hacer para mejorar la representatividad de los invertebrados en los espacios ya protegidos?
Los actuales Espacios Protegidos albergan menos del 40% de las poblaciones de las especies en peligro o vulnerables. Pero hay muchos lugares, pequeñas zonas, que son muy susceptibles de ser manipuladas por el hombre, lo que podría suponer la desaparición de muchas especies. Lo que se propone no resulta muy costoso porque lo que hace falta no son grandes reservas sino una pequeña red muy extensa de microreservas ubicadas en cada Comunidad Autónoma que le pueden dar una marca ambiental. Esto ya se hace en otros países como Inglaterra.
¿Sirven los Espacios Protegidos para preservar la riqueza natural del territorio?
Cuando se observan los lugares donde hay especies protegidas y se analiza el grado de antropización en los últimos 20 años, se ve que no existen diferencias entre lugares protegidos y no protegidos. Ha existido una política errónea en la planificación de los Espacios Protegidos, de algún modo no son parques naturales sino parques temáticos, que atraen inversión ya que se incrementa la actividad turística en ellos. Esto no tiene por qué ser perjudicial, pero al no estar regulado específicamente puede ocurrir cualquier cosa. Se plantea la duda de si los Espacios Protegidos están contribuyendo a lo que se pretende, y los datos de los últimos 20 años en las alteraciones en los usos del suelo no dejan de ser alarmantes. Lo cierto es que no sabemos lo que está pasando porque no hay datos.
¿De qué modo pueden ayudarnos los modelos predictivos de distribución de especies en el diseño de la red de Espacios Protegidos?
Soy de la opinión de que muy poco. Los modelos no son más que una representación de la naturaleza, pero tenemos alguna limitación ya que no tenemos la realidad para contrastar, me refiero a la distribución real de los organismos, que desconocemos. Generalmente, los datos de partida no responden a un muestreo estandarizado y bien planificado sino que son datos que se han tomado de forma oportunista y no aleatoria. Ninguna técnica, por sofisticada que sea, es capaz de evitar los problemas básicos que cualquier estadístico te diría que son insoslayables, como es que los datos tienen que estar bien distribuidos y sin sesgos. Hay modos de hacer esos modelos y acotar las incertidumbres pero el mensaje que le damos a los gestores es diferente. Si tu dices que eres capaz, en ausencia de información coherente y exhaustiva, de saber dónde van a estar distribuidos los organismos mañana o cuál es su distribución mediante sofisticadas técnicas de modelización, aunque no tengas datos ni manera de validarlos, ofreces a la sociedad una fiabilidad científica falsa porque no se comprende que hay niveles de incertidumbre y, así, la planificación de reservas ante el cambio climático puede ser irreal. Si los científicos diéramos un mensaje más humilde: esto es así, lo podemos representar de este modo pero el nivel de incertidumbre es importante; entonces, el gestor debería tener cuidado siguiendo el principio de precaución y plantearse: puedo ubicar aquí la reserva porque es el sitio que tiene más probabilidades, pero el resto del territorio no lo tengo que destrozar porque hay incertidumbre. La ciencia debe ofrecer medidas de error, si se caracteriza por algo es por la duda, no existen principios inmutables, cualquier teoría puede irse al garete si surgen nuevas evidencias. Trabajamos con probabilidades no con certezas, y me da la impresión que el uso de los modelos puede llevar a confundir esto y por tanto dar lugar a una mala gestión.
¿Qué influencia puede tener el cambio climático en los invertebrados?
Es un problema, pero no sabemos bien su alcance. La vida se desenvuelve en un rango de temperatura que no es muy amplio: casi todos organismos del planeta viven entre los 5 y los 35ºC , y los ciclos bioquímicos son muy similares en todos los seres vivos. No sabemos hasta qué punto sus distribuciones están condicionadas por tolerancias estrechas, por especializaciones térmicas, cómo se ha especializado la maquinaria metabólica para trabajar en esos rangos tan ajustados. Sin embargo, la relación entre el clima y la distribución de las poblaciones no es tan estrecha. Una prueba de esto son las sorpresas que nos están dando las especies invasoras, que se desarrollan en condiciones climáticas y ambientales que no son las suyas. La plasticidad es mayor de lo que creemos, no sólo desde el punto de vista metabólico, sino también a nivel de comportamiento: puedes cambiar tu actividad del día a la noche, puedes cambiar de estación, puedes penetrar más en profundidad si vives en el suelo. La evolución se caracteriza por promover la plasticidad. Si esto es así, ¿por qué vamos a pensar que el cambio climático les va a afectar excesivamente?. La alteración humana del paisaje y, probablemente, la contaminación química son los principales agentes de transformación y pérdida de biodiversidad.
Entonces ¿el cambio climático no supone una amenaza para los invertebrados?
Yo no creo que el cambio climático sea la fuente principal de problemas que vayamos a tener en el futuro, más bien es la interacción con otras fuente de perturbación. La principal fuente de alteración es el cambio que nosotros hacemos en los paisajes. Á‰se si es verdaderamente relevante. Mientras que el cambio climático es un factor que, aparentemente, está más allá de nuestra capacidad de control, sin embargo el cambio ambiental que supone la alteración de los paisajes es algo tan burdo que hasta depende de la política de los ayuntamientos. Parece que se le da más prioridad al efecto del cambio climático y no al que de verdad podemos modificar, con actuaciones como la política urbanística, que es la fuente más importante de alteración.
¿Cuál es el papel de los científicos en la política ambiental?
Los científicos no somos consultados, salvo en muy raras ocasiones, y sólo se consulta a una élite. No se elaboran opiniones generalizadas, basadas en datos científicos o en informes consensuados y firmados por un conjunto de personas, al igual que se evalúan los proyectos o la publicación de artículos científicos. Las decisiones ambientales suelen tomarse al margen de la comunidad científica. Es un desperdicio tener información y no utilizarla para tomar medidas de conservación.
Carmen Martínez
www.mncn.csic.es