Desde que el hombre se considera como tal, (que ciertamente no hace demasiado desde que camináramos a cuatro “patas”) siempre intuyó la existencia de un orden superior, compuesto de una serie de ciclos de una duración determinada, que comprendían en su esencia un comienzo, desarrollo e inevitablemente, un final, siendo la transmutación y la renovación, la meta última a alcanzar. Esto me trae a la cabeza que de alguna forma, el significado metafóricamente hablando de estos procesos es, a una determinada escala, nacer para morir y morir para renacer.
Y no creo que estén ustedes y yo equivocados en pensar que si todo lo que estamos percibiendo a nuestro alrededor, como crisis económica y financiera mundial, crisis ideológica, calentamiento global, capa de ozono, hambres, guerras y rumores de guerras, terrorismo, y esos malditos bichos llamados virus que nos amenazan constantemente y que estiman heredar (no sé si con razón y merecidamente, a juzgar como tratamos al mundo..!) nuestro hasta ahora, bello planeta, etc., corresponde ciertamente al ocaso o fin de un ciclo, y por consiguiente, el inicio de otro (¿llevará razón el calendario Maya, que marca Diciembre de 2012 como epitafio y comienzo de la nueva etapa??)
No pretendo la verdad, aunque se deduzca de mis palabras anteriores, inculcar una cierta sensación de destino atávico, pero sí de un fin e inicio de algo nuevo (y aquí sí que me declaro abiertamente optimista). Sea cual sea lo nuevo que nazca a todos los niveles, aunque sea ya por experiencia asimilada como colectivo humano (llamarlo “familia humana” se me antoja, habida cuenta de cómo nos tratamos, demasiado pretensioso), debería de servirnos para hacernos un poquito, sólo un poquito mejores…
Lo malo de todo ello, para más inri, es que todo proceso de parto por definición es y será doloroso, por lo que cada uno de nosotros deberíamos de inculcarnos nuestra propia dosis de responsabilidad, (que todos la tenemos en menor y mayor escala por supuesto), arrimar el hombro y tirar del carro.
Me da escalofríos sólo pensarlo, pero y si los Mayas y su calendario están en lo cierto…?
¡Ánimo, que después de todo para terminar este Ciclo y con suerte, apenas nos queda tres años!!