Viejo es el dicho o axioma español que afirma una verdad innegable: «No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita». Tampoco es corto de miras ese dicho anónimo que asevera lo siguiente: «Era tan pobre tan pobre, que sólo tenía dinero». Aquí se valora la soledad del avariento que comido por sus ansias de caudales, vive en la soledad y sólo piensa en acumular oro, única obsesión de su triste vida.
Pero como el empobrecimiento ha invadido con una rapidez pasmosa, al opulento mundo rico, surgen las controversias, los debates, los gritos y clamores, por lo que no es otra cosa que ver como irremisiblemente ese poder adquisitivo hasta ayer mismo, bastante opulento… empieza a bajar escalones y no se ven soluciones, sencillamente por que de momento, no las hay… «los milagros no existen».
Pobreza y riqueza son dos palabras que profundizando en su contenido, nada significan; puesto que en una tribu africana, quizá sea rico quién posea 50 vacas o 100 cabras. En el desierto del Sáhara, puede ser rico quién tenga 50 dromedarios. Curiosamente en esos lugares no hay pobres puesto que la solidaridad de la tribu, es muy superior a la que empleamos los que nos autotitulamos civilizados. Pero simplificando; se puede considerar rico en cualquier lugar del mundo, aquel que tiene casa propia, abrigado y nutrido su cuerpo y un trabajo que le agrade realizar cada día; teniendo tiempo para desarrollar su entretenimiento; ocio y aficiones que le satisfagan espiritualmente; y todo ello con bastante poco se logra y lo vemos, con la alegría de esos niños y sus juegos, si nos fijamos en ello cuando dan algunos documentales.
Pero la riqueza en el mundo denominado civilizado puede ser insaciable, o sea enfermiza y avariciosa de tal manera, que esa riqueza va creando la pobreza consiguiente y que ya previniera de ella Pitágoras con sus consejos a los jóvenes; a los que entre muchas otras máximas muy positivas, decía: . No aspiréis jamás a la vanidad de ser ricos; contribuiríais a que hubiese más pobres.
La pobreza en este mundo de opulencias, es simplemente y como antes he indicado; el ir bajando escalones en el consumo, sin aceptar los nuevos estadios que las circunstancias permitan y que a algunos lleva a la degradación o incluso al suicidio; cosas estas bastante «raras» en el denominado «mundo pobre».
Contrariamente a lo solidario de las tribus arriba indicadas, aquí en nuestro «mundo rico»… no hay solidaridad; aquí lo que sobran son ladrones de todo tipo, empezando por los gobernantes… aquí hay limosnas como mucho y generalmente, criticar la otra pobreza que nos enseñan en los informativos; y mirar para otro lado… todo ello, sobrecogidos no por lo que vemos en los otros, sino por el miedo de que ello nos pueda alcanzar a nosotros; que infelizmente, estamos mucho más indefensos que esos «salvajes», cuyo bienestar lo encuentran en su entorno, si es que los dejan vivir en su natural ambiente; que y como ocurre ahora en el Congo… un país inmenso y rico, lo han asolado las guerras promovidas por el robo de materias primas, que interesan a los países denominados «ricos» y a esos pobres nativos; no les dejan ni sus primitivas formas de vida y subsistencia, con las que en su mentalidad, se hubieran considerado felices y sin nunca haber conocido, «a los civilizados occidentales».
Esa es la realidad que yo veo en «eso que se dice es el mundo rico y el mundo pobre».