Sociopolítica

Obama y su discurso de El Cairo: Un viaje a ninguna parte.

«Los Estados Unidos no aceptan la legitimidad de la continuación de los asentamientos israelíes. (Aplausos.) Esta construcción viola los acuerdos anteriores y socava los esfuerzos para lograr la paz. Es hora de detener a estos asentamientos. (Aplausos.) «. Así comenzaba a abordar la cuestión del Oriente Medio el Presidente Obama en la Universidad de El Cairo.
Con este discurso del Presidente Obama tenemos la posibilidad <y el derecho> de pensar que judíos y árabes están destinados a muchos más años de combates, guerras, traumas y sufrimientos. A menos que el Presidente Obama  retome la senda correcta y adopte una postura diferente a la que ha expresado en su discurso la pasada semana.

El Presidente ha optado convenientemente por ignorar que el 94% del territorio de la ex Palestina ya ha sido dividido en dos estados <el Estado judío de Israel 17% y el Estado árabe de Jordania 77%>  y que los Estados partes han firmado un tratado de paz en 1994. La soberanía territorial del 6% restante de la antigua Palestina <es decir la Ribera Occidental y Gaza> aún continua sin asignarse entre judíos y árabes. Pero el no menciono por que sucede esta anomalía, mas bien obvio deliberadamente estos detalles.

La idea que la soberanía de la Ribera Occidental y Gaza se dividen entre Jordania e Israel <y posiblemente Egipto> se ha traducido en «un viaje a ninguna parte» durante los últimos 60 años. El Presidente Obama se ha sumado a ex presidentes de EE.UU. como Jimmy Carter, Bill Clinton o George Bush en la intermediación de una solución que en los términos en que continua siendo abordada no tiene posibilidades de éxito alguno. Las oportunidades perdidas por los árabes para crear un Estado árabe independiente y soberano en Cisjordania y Gaza se han desperdiciado por lo menos en seis ocasiones en los últimos 62 años, a saber: I) Cuando les fue ofrecida por las Naciones Unidas en 1947. II) Durante los 19 años entre 1948-1967 en que Jordania ocupó la Cisjordania de Gaza y Egipto. III) Entre 1967-1988, cuando los árabes se negaron a negociar con Israel sobre el futuro de Cisjordania y Gaza. IV) Tras la firma de los Acuerdos de Oslo entre Israel y la Organización de Liberación de Palestina (OLP) en 1993. V) En el año 2000 en Camp David durante las negociaciones encabezadas por el ex Presidente Bill Clinton negociando con el dirigente de la OLP Yasser Arafat y el entonces Primer Ministro de Israel Ehud Barak. VI) Durante las negociaciones llevadas a cabo bajo el mandato del presidente Bush en lo que se denomino «la Hoja de Ruta» entre 2003-2007 y en el marco del proceso de Anápolis entre 2007-2008.

La imposibilidad de crear un nuevo estado árabe entre Jordania e Israel ha sido el resultado de las intransigentes e inflexibles demandas árabes, en ello, vale decir: «Su incapacidad para aceptar la existencia de un Estado judío en la región del Oriente Medio. Su negativa a recibir nada menos que 100% de la Cisjordania y Gaza. Y su renuencia a abandonar la demanda de que se les permita regresar y vivir en lo que ahora es Israel a millones de árabes y sus descendientes».

Ahora, ¿Qué fórmula mágica tiene la intención de utilizar el Presidente Obama para eliminar estos obstáculos y para lograr la solución de dos Estados? Esto no surge con claridad ni fue dado a conocer en el discurso «emocional» de Obama en El Cairo. Hasta aquí lo que él transmitió no es más que una postura grandilocuente diciendo lo que los árabes «querían escuchar», pero se llamo a silencio sobre lo que los árabes «tienen que hacer». La percepción de lo dicho por el presidente Obama es que la solución de los dos estados, de momento, no tiene ninguna posibilidad de éxito en tanto todas las concesiones le sean exigidas todas al Estado de Israel y ninguna a los árabes.

A los judíos no solo los asiste su herencia ancestral sobre esas tierras. Los israelíes tienen además la razón <fundada en el derecho internacional> para construir su Hogar Nacional judío en la Ribera Occidental en virtud de la Liga de Naciones para el Mandato de Palestina que se ha mantenido en virtud del artículo 80 de la Carta de las Naciones Unidas. Es erróneo por tanto sugerir que los judíos no tienen el derecho a vivir en la Ribera Occidental y reconstituir su Hogar Nacional en las zonas designadas por el Mandato internacional.

En otras palabras, la llamada que el presidente Obama efectuó a Israel <desde su discurso en El Cairo> para poner fin a lo que se ha conferido al Estado judío por el derecho internacional, no solo es un bochornoso e infortunado pasaje de su discurso, sino que debe ser firmemente resistida por la comunidad internacional, quien debe apoyar el Estado de Israel en este derecho inalienable que le fuera conferido. Si ese derecho debe ejercerse en este momento o no, es una cuestión muy diferente y motivo de otro análisis. Pero negar que ese derecho exista no solo no ayudara a poner fin al conflicto. Por el contrario, agravara y exacerbará la intransigencia árabe islamista en cada centímetro cuadrado de la Ribera Occidental y en Gaza. El Presidente Obama también omitió mencionar las Resoluciones del Consejo de Seguridad 242 y 337 de Naciones Unidas. Estos documentos dejan claro que Israel no puede volver a la fragilidad de las líneas del armisticio que existían en 1967. La seguridad sigue siendo la principal preocupación para Israel que trata de protegerse y proteger a sus ciudadanos de los Estados y las organizaciones terroristas que <se niegan y> nunca reconocerán que los Judíos tienen el derecho a tener su estado ancestral y su patria reconocida internacionalmente.

Israel no debe volver a la línea de armisticio de 1967 ni ahora ni en el futuro, si lo hiciera, estaría cometiendo un peligroso error estratégico. Hasta que los árabes acepten y reconozcan la realidad de la existencia del Estado Judío y las organizaciones terroristas yihadistas sean neutralizadas el discurso del Presidente Obama en El Cairo será solo un puñado de buenas intenciones y el último de una larga lista de lectura obligatoria para noveles diplomáticos y estudiantes universitarios de cursos de relaciones internacionales tratando de entender por qué no ha sido posible determinar la soberanía en una zona de la tierra del tamaño de un pañuelo durante los últimos 62 años.

Cuando el Presidente Obama reflexione sobre esta situación y logre cambiar la conducta de los estados islámicos promotores del terrorismo regional e internacional a quienes Obama les hablo con sentido fraternal, allí comenzara a acercarse responsablemente y con alguna posibilidad de éxito a lo que nadie duda que el desee: una solución duradera. Entonces, tal vez podamos ver a un Presidente de los Estados Unidos que tendrá éxito donde sus antecesores han fracasado estrepitosamente en todos y cada uno de sus intentos.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.