La Paz es laica
El pasado 4 de junio, el Presidente de los Estados Unidos de América, en la Universidad de El Cairo, saludaba “assalaamu alaykum”. Este amable saludo me trae recuerdos de El Sahara del exilio. Estos mismos días miles de familias españolas recibimos, para vacaciones en paz, a los hijos e hijas de “españoles del Sahara”, exiliados en los campamentos de Tindouf, porque se les quedó la tierra ocupada junto al mar allá por el año 75. He prometido, tras ser agasajado por la radical pobreza en una haima saharaui del desierto argelino, no volver a los saharauis, si no es a su tierra liberada junto al mar. En la escuela, los niños y las niñas saharauis me enseñan todos sus dibujos de mar: nostalgia de libertad, que sueña la infancia saharaui aislada en el desierto argelino. En medio del desierto, riegan la arena para que nazcan hortalizas; cuidan cabras, que husmean incluso papeles y tiene el cuello largo y las ubres enjutas; Los saharauis, además de su hospital, han construido una escuela, con el nombre de mi querido amigo Jesús Alemán, castellano manchego, estampado contra un olivo en Mora, camino de las Cortes. Con el evocador saludo del Cairo, leo que Barack Obama ha nombrado a Farah Pandith, mujer estadounidense de origen indio, representante especial de los Estados Unidos de América para las comunidades musulmanas. Se escenifica de este modo “un nuevo comienzo entre EEUU y los musulmanes, basado en el interés y el respeto mutuos, en el hecho de que Estados Unidos y el Islam no se excluyen mutuamente y no es necesario que compitan”. Denuncio la traidora mezcolanza de ciudadanía y religión. No son “los Estados Unidos y el Islam” los que se exigen respeto, sino que, con independencia de los credos, los Estados Unidos y, por ejemplo, los países ribereños mediterráneos deben procurar la Paz, nacida del respeto y la ayuda mutua. No es la identidad religiosa el cimiento de la arquitectura política. Quienes estamos llamados a entendernos, a respetarnos, incluso a querernos somos los ciudadanos, que somos definidos por nuestro nombre, con derecho a la dignidad, a la libertad, a la felicidad. La paz es laica.