Los precios han tomado posesión de la actualidad informativa y prometen con no dimitir a no ser que se les demuestre imputación alguna, o tal vez ni siquiera en ese caso, porque parece que se puede estar imputado y ostentar un cargo de responsabilidad al mismo tiempo.
No importa el calado, no importa el sector, todos son importantes, porque los precios determinan nuestra vida, seleccionan a los individuos, a los que pueden permitirse unos precios y a los que no, a los que pueden acceder a unos productos y servicios y a los que tienen que conformarse con los de menor envergadura, o menor precio.
El precio de la vivienda se desploma, lo cuál debería de ser una muy buena noticia en general, también puede ser negativa para el que ya es dueño de una vivienda y ahora la quiere vender tras haberla pagado previamente a precios desorbitados, bien para unos, mal para otros.
Los tipos de interés están por los suelos, lo cuál es una excelente noticia para los que tienen que pagar hipoteca cada mes, pero es una pésima noticia para los ahorradores que tienen un poco de dinero en sus cuentas corrientes y quieren formalizar ahorros a plazo, bien para unos, mal para otros.
La inflación sigue en valores negativos, lo cuál es una gran noticia para el conjunto de consumidores que pueden realizar sus compras a unos precios mucho más baratos que habitualmente, pero es una noticia nefasta para el conjunto de la sociedad que puede verse abocada a la terrible deflación, bien para unos, mal para otros.
La luz sube de precio gracias a la liberalización que nos hará daño en el corto plazo, pero que en el largo plazo debería favorecernos, lo cuál es una buena noticia para los consumidores, pero una mala noticia para las centrales eléctricas que ahora deberán competir, de verdad, no de la manera descafeinada que han venido utilizando últimamente, bien para unos, mal para otros.
Y así podríamos estar todo el día, hablando de precios, precios, precios y más precios, todo en la vida está relacionado con un precio, todo menos la dignidad humana que no tiene precio, ¿o sí?
