Bulgaria es el país más corrupto de la Unión Europea. La pobreza, la inoperancia de las instituciones o el escaso desarrollo económico explican una realidad ausente para los turistas e ineludible para los nacionales.
El alcalde de Sofía, Boiko Borisov, se alzó con la victoria de las primeras elecciones legislativas celebradas en Bulgaria tras el ingreso del pequeño país balcánico en la Unión Europea. El éxito de la formación liderada por Borisov, «Ciudadanos para el Desarrollo Europeo de Bulgaria», pone fin a los ambiciosos proyectos políticos del antiguo rey Simeón, candidato permanente a la jefatura del Gobierno, que sus seguidores no dudaban en calificar de primer paso hacia la restauración de la monarquía. Sin embargo, tras conocerse los resultados de los comicios de la pasada semana, el ex rey anunció su decisión de retirarse de la vida política.
La inesperada victoria de un antiguo funcionario del Ministerio del Interior refleja la dramática situación en la que está sumido este país, que los politólogos occidentales no dudan en calificar de «Estado más pobre y más corrupto de la Unión Europea». La presencia de numerosos grupúsculos mafiosos preocupa sobremanera a los eurócratas de Bruselas, quienes decidieron recientemente suspender el envío de fondos comunitarios a las autoridades de Sofía. Y ello, debido ante todo a la incapacidad del Gobierno de luchar contra la corrupción y el crimen organizado.
Conviene señalar que la reciente campaña electoral ha demostrado la impunidad de algunos jefes mafiosos, quienes se valieron de su condición de candidatos para abandonar provisionalmente las cárceles. Ese estado de cosas provocó la ira del presidente de la república, Guergui Parvanov, quien instó a sus compatriotas a no votar a candidatos de «dudosa moralidad». Un consejo que quedó sin embargo neutralizado por la… compra de votos por parte de algunas agrupaciones políticas.
Según los medios de comunicación de los países balcánicos, la intermediación electoral constituye el «último invento búlgaro en materia de corrupción». El intermediario, joven elegante y educado, suele recibir unos 50 euros por cada voto obtenido. Pero el votante sólo percibe la cantidad de 15 euros. El resto…
En los últimos años, los múltiples escándalos de corrupción protagonizados por altos cargos del Gobierno provocaron el desconcierto de los funcionarios de la Comisión de Bruselas. En abril de 2008, el antiguo Ministro de Interior, Rumen Petkov, se vio obligado a renunciar a su cargo al haberse descubierto que elementos clave de su departamento facilitaban información reservada a los cabecillas de la mafia. Pocos meses después, la organización independiente Transparency International, advirtió que Bulgaria era el país más corrupto de la Unión.
El escaso desarrollo económico explica pero no justifica el actual estado de cosas. Unos ejemplos: el sueldo medio mensual de los búlgaros equivale a unos 350 euros; sólo 25% de las familias tiene conexión a Internet (la media de la Unión Europea es de 54%), las autopistas representan un ¡2%! del total de la red de carreteras del país. A la pobreza se suma la inexplicable inoperancia de las instituciones.
Inexplicable sí, por varias razones. Los búlgaros tienen fama de ser gente trabajadora, amable, educada y con mucho sentido común. Además, son buenos comerciantes y excelentes empresarios turísticos. De hecho, Bulgaria sigue acogiendo millones de turistas occidentales cada año. Los visitantes apenas detectan los males que achacan el país. Sin embargo, los nacionales…
Para muchos, Boiko Borisov es el «minotauro carismático» que fascina a los pobladores del país. Este antiguo policía, que llegó a montar su propia empresa de vigilancia y seguridad, es «amante del orden y de las cosas claras». Una especie de mítico personaje capaz y deseoso de poner un poco de orden en un país cuyos pobladores estiman, tal vez erróneamente, que el ansiado orden sólo puede materializarse mediante la aplicación de una política de mano dura.
Adrián Mac Liman
Analista político internacional