Por Fabricio Estrada
Retomando algunas ideas del escritor hondureño Galel Cardenas -quien reflexiona sobre la actual situación de Honduras-, temo que en Honduras se esté llevando a cabo un inmenso laboratorio que bien podemos llamar «Campos de concentración mediática», es decir, y traducido a la iterpretación del filósofo esloveno Zicez, «Usted es libre de estar de acuerdo, pero no libre de discrepar.»
Ante esta arremetida de los medios, incluso 300,000 mil personas en las calles convergiendo en un enorme y unívoco grito de indignación por el golpe de Estado, logran aparecer ante el ciudadano alienado por las cadenas de Televicentro, El Heraldo, La Tribuna y La Prensa, como borrosas e incluso fantasmales figuras salidas de la cabeza de un esquizofrénico ideológico.
Siguiendo a Zicec, en Honduras se vive ahora mismo bajo «la libertad de elegir una opción con la condición de que uno tome la opción correcta». Y por supuesto que para que este extremo ambivalente se haya hecho una realidad, han tenido que pasar muchos años sistématicos y aplanadores.
Veamos: la realidad en suspenso que las grandes campañas de la Loto y la Caja Fuerte de Interacel (enviar mensajitos para sortearse dinero en efectivo), los triples y hasta cuádruples saldos celulares con que Tigo y Claro han hecho su agosto en momentos donde la angustia ciudadana llama y llama a sus cercanos, la atomización de la sensibilidad a través de la publicación obsena de masacres en las primeras planas de los diarios, etc., todo esto ha dado como resultado una alienación que le da sentido de heroicidad absoluta a los hondureños que han salido de la Matrix con un esfuerzo de voluntad sumamente doloroso.
El Golpe de efecto terrorista con que las Fuerzas Armadas y el poder civil-empresarial se mostraron al mundo, pero sobretodo a los hondureños, ha tenido consecuencias directas en la psiquis, de la misma forma que Zicec interpreta los ataques 11-S en Nueva York:
«…uno debe arriesgar la tesis de que, lejos de sacudir a los Estados Unidos de su sueño ideológico, el 9/11 fue usado como un sedante que permite a la ideología hegemónica «renormalizarse» a sí misma. El período posterior a la Guerra de Vietnam fue un largo trauma para la ideología hegemónica que tenía que defenderse contra las dudas y críticas, los gusanos estaban continuamente royendo el trabajo y simplemente no podían suprimirse, cada «retorno a la inocencia» era inmediatamente experimentado como una imitación… hasta el 9/11, cuando los Estados Unidos fueron una víctima y así pudieron reafirmar la inocencia de su misión. Lejos de despertarnos, el 9/11 sirvió para ponernos a dormir de nuevo, para continuar nuestro sueño después de la pesadilla de las décadas pasadas…»
Ante lo descrito aquí, creo que bien puedo apostar que lo que sucede en Honduras ya puede ser bautizado como LA PRIMERA DICTADURA VIRTUAL de Latinoamérica… y por segunda vez en su historia Honduras, vuelve a ser la cobaya experimental.
F.E.
Julio 09
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Tierras de sol y no poder ver de frente el sol… tierra de hombres y no poder ver de frente al hombre» (Seferis)