En este artículo me propongo teorizar sobre la relación entre inteligencia e instinto, y si es posible que la inteligencia pueda imponerse a las determinaciones genéticas, que finalmente son las que mantienen vivo tanto al individuo como a la especie. Es decir, nuestro deseo de supervivencia o el de reproducción vienen escritos en nuestros genes, ¿ es posible que la inteligencia pueda liberarse de instintos tan básicos? Por supuesto que podemos pensar ¿ y para que liberarnos de ellos ? finalmente son parte de nosotros y por lo tanto es parte de lo que nos hace humanos, son incluso «lo mejor» de la vida, esos pequeños o grandes placeres que le dan sentido a nuestra existencia cotidiana ¿ Por qué habríamos de librarnos de ellos? sin embargo es algo que ocurrirá de forma irremediable, veamos por qué:
Analizando la evolución de la inteligencia no debemos pasar por alto algunas cuestiones como por ejemplo:
1- Se observa que a medida que aumenta su desarrollo aumentan también las implicaciones morales y trascendentes, es decir un homo erectus no enterraba sus muertos pero un neanderthal sí, un homo habilis no se planteaba asuntos morales pero un sapiens sí. De forma que el aumento de la inteligencia lleva aparejado un mayor deseo de saber y obtener explicaciones sobre la existencia propia, así como una disminución de los aspectos instintivos del comportamiento, la cultura genera los valores morales y el deseo del ser humano por superarse y ser mejor.
2- También se observa que la evolución natural sólo puede hacer su trabajo hasta un punto. Aquí voy a acuñar el término inteligencia suficiente para hacer referencia al nivel mínimo de inteligencia que puede permitir un desarrollo cultural y tecnológico sostenido, hasta el punto de acabar sustituyendo a la evolución natural, ya que los cambios que propicia ese nivel de inteligencia suficiente son mucho más rápidos. Evidentemente me estoy refiriendo a la posibilidad de que una especie mediante el dominio de las técnicas genéticas pueda mejorarse a sí misma de forma mucho más rápida de lo que lo haría la selección natural. En el caso de nuestra especie, por lo tanto, nuestra inteligencia media es la inteligencia suficiente. Podría la naturaleza saltar este nivel de inteligencia generando esporádicamente seres con inteligencia muy superior al nivel suficiente ? La respuesta es no, ese hecho es del todo improbable ya que observamos que la naturaleza no «salta» pasos evolutivos.
En este punto de nuevo acuñaré otro término , inteligencia máxima genética que señala el punto máximo alcanzable después de la manipulación genética, desde luego el cálculo de este coeficiente de inteligencia tope genética está fuera de nuestro alcance por el momento, no así el de inteligencia suficiente, ya que como mencioné puede utilizarse un parámetro de inteligencia media en una población.
Desde luego aquí se plantea un problema , y es que a medida que la manipulación genética aumente la inteligencia, se dejará atrás el nivel suficiente, de forma que quizá pueda medirse el nivel máximo alcanzable y el nivel actual de ese momento, pero posiblemente existan dificultades para fijar el nivel suficiente. A esto hay que añadir que la inteligencia se mide siempre de una manera comparativa. Por lo tanto estos términos más que buscar una medición exacta, pretenden establecer unos conceptos.
3- A medida que la inteligencia crece, busca el bienestar de una forma más racional, observamos cómo los avances tecnológicos mejoran nuestra existencia y aumentan nuestra esperanza de vida. Ciertamente hay quien sataniza la tecnología, pero el hecho de que aumenta la esperanza de vida es innegable. Además en este caso, como en otros, el problema no está en la tecnología sino en el uso que se hace de ella, no es la tecnología la que hace esclavos o hace vidas difíciles, sino el cómo se usa esa tecnología, que finalmente es una decisión humana.
Todo lo expuesto implica que el destino de la inteligencia parece ser el de decidir sobre sí misma, la naturaleza no nos va a dotar de mayor inteligencia por que no puede. Ahora nos toca a nosotros decidir cuanta inteligencia deseamos, hablaremos por esto de la inteligencia autogestionada.
Pero cuidado porque aquí nos encontramos con otro tipo de elementos que analizar.
En primer lugar la reproducción sexual es básicamente instintiva, pero las sociedades más avanzadas ejercen un estricto control de la natalidad. Es decir no podemos contener nuestros instintos aunque podemos paliar sus consecuencias. Comprobamos como los países más desarrollados y con mejor capacidad cultural y tecnológica aumentan su esperanza de vida y pierden población infantil. Tan sólo la inmigración reduce esos efectos, pero cuando las generaciones de inmigrantes disfruten de las ventajas de los ciudadanos nativos adoptarán también sus patrones de conducta.
¿ Puede aumentar la inteligencia hasta un punto en que los instintos queden dominados totalmente ? esto va a depender del diferencial entre inteligencia máxima genética (IMG) e inteligencia suficiente (IS), cuanto mayor sea ese diferencial mayor control de los instintos, y, por lo tanto , la reproducción pasará a ser una tarea totalmente consciente y racionalizada. Analizando el nivel suficiente, que es el único que está a nuestro alcance, podemos aventurar que sí se producirá el control de los instintos. Y podemos afirmarlo por lo comentado anteriormente, la reproducción desciende con el aumento de cultura y tecnología, los padres valoran más la calidad de vida de sus hijos que el número de estos , ejerciendo así un control de natalidad y una paternidad responsable. El nivel IS permite un control de la natalidad, por lo tanto niveles superiores no sólo permitirán ese control, sino decisiones mucho más planificadas y elaboradas, acordes con la gestión de los recursos y un desarrollo tecnológico y humano coherente y sostenido.
Hemos analizado la relación entre inteligencia y sexo, y podemos extrapolar las conclusiones a otros ámbitos, casi todo lo que nos produce placer es en base a la satisfacción de un instinto, comer, relacionarnos, ganar, triunfar ,sin olvidar el instinto de supervivencia o el ya aludido de reproducción. Podríamos decir que el placer proviene de la satisfacción del deseo.
Si el aumento de inteligencia racionaliza nuestra vida y controla el instinto esos placeres desaparecerán, tocará entonces decidir de una manera absolutamente racional si se desea sobrevivir o no y si se desea perpetuar la especie o no. No será la satisfacción inmediata de un deseo impulsivo lo que pueda mover a esos individuos, sino que más bien podríamos hablar de la ejecución de un proyecto perfectamente analizado y planificado, una maximización del beneficio de la existencia en base a todos los factores conocidos.
Finalmente tocaríamos el tema de las cuestiones trascendentales, esas preguntas que se hace todo ser humano y para las que no hay respuesta. ¿ Un aumento de la inteligencia proporcionaría la respuesta ? estamos en condiciones de afirmar que no, nadie sabe por que está aquí, ni tan siquiera los genios lo saben o lo han sabido y no parece que más inteligencia pueda dar respuestas a ese tipo de preguntas. Aquí surgen las religiones, los mitos y los dioses, con el fin de dar cobertura a ese aspecto de la existencia humana. Aunque la búsqueda de la espiritualidad es una adaptación genética que permite la supervivencia en las fases iniciales de su desarrollo, (véase artículo, inteligencia genética y espiritualidad 2004) esta adaptación se vuelve inservible a partir de unos niveles de inteligencia elevados, que podrían situarse tan sólo un poco por encima del nivel IS. La conciencia de ser, y la certeza de que esa conciencia de uno mismo llegará al final, hace fatuo el esfuerzo del ser inteligente por sobrevivir y alcanzar mayor sabiduría. Separada del instinto y del motor del deseo la inteligencia zozobra.
De manera que un aumento de la inteligencia conllevará un aumento de la tecnología y el bienestar, un control de los instintos y de la natalidad y un planteamiento racional sobre la existencia de la propia especie. Eliminados los placeres animales y con la certeza de que las preguntas que toda mente inteligente se plantea no tienen respuesta ¿ que queda? pues la decisión más racional de todas, no proseguir con la reproducción de la especie, no traer más individuos nuevos al mundo porque carece de sentido someterlos a una situación de estancamiento de la razón.
Con este panorama ¿ cual es el futuro de la inteligencia ? conforme a todo lo expuesto sólo puede sobrevivir durante largos períodos de tiempo una especie cuyo diferencial entre IMG e IS sea bajo, es decir sólo puede sobrevivir la inteligencia que no pueda controlar sus instintos totalmente, pero lógicamente su desarrollo tecnológico será limitado también. O bien una inteligencia apartada del deseo y de los placeres humanos, una inteligencia automatizada, algo así como la inteligencia artificial, pero en este caso se perdería lo mejor del ser inteligente que es su capacidad para cuestionarse todo y su deseo de saber y de ir siempre más allá. No puede concebirse inteligencia sin deseo, pero a la vez la máxima aspiración de la inteligencia es la de controlar sus deseos y someter los impulsos. Y ahora le toca el turno de decidir sobre sí misma.
Por último al terminar esta reflexión llego a la conclusión de que la inteligencia es algo accidental, efímero y que se controla a sí mismo. Es una característica autolimitada. No se puede aspirar a alcanzar niveles de inteligencia superiores en una progresión sin fin, no pueden existir superinteligencias por encima de la nuestra en unos valores enormes, y esto no puede darse porque la inteligencia se limita a sí misma. Además también se puede afirmar que el nivel IS es básicamente el mismo independientemente de la especie, es decir que en el supuesto de que existieran otras especies inteligentes su nivel IS sería similar al nuestro, lo que puede resultar variable dependiendo de los factores evolutivos previos al nivel IS es el nivel IMG.