Bienaventurado el voluntario que sabe convertir su trabajo en una actividad gratuita por la que no espera que le den las gracias ni que su nombre figure entre el número de los «buenos». Bueno será si disfruta con la acción voluntaria y no convierte al marginado en un «objeto» de sacrificio para alcanzar ningún fin sino como un fin en sí mismo.
Critóbal Sánchez Blesa
Presidente de SOLIDARIOS para el Desarrollo