Al alba, con viento de levante y calor sahariano sacudiendo las conciencias, el Consejo de Ministros del Reino de España atacó las trincheras del grupo editorial y audiovisual más poderoso a este lado del río Mississippi dejándolo desarbolado de un simple cañonazo de maestría sin igual.
La TDT de pago supera con creces cualquier concepto de arma de destrucción masiva para las defensas del grupo PRISA, que ahora, indefenso, se ve abocado a una crisis de identidad y financiera de la que tendrá muy complicado escapar.
El concepto de TDT de pago es una alegría para el consumidor televisivo en general que podrá acceder a aquellos contenidos que más le interesan sin tener que utilizar comisionistas intermedios en el camino. Ahora, sin necesidad de abonos o suscripciones a plataformas audiovisuales, el consumidor final podrá adquirir aquellos paquetes que más le interesan.
La primera propuesta, y sin duda la más atractiva, es la que ha presentado la Sexta en forma de Gol Televisión. Por menos de quince euros el aficionado podrá disfrutar de un paquete que le garantiza unos partidos de fútbol por los que antes pagaba mucho más, amén de estar suscrito con anterioridad.
Es previsible que en breve se vayan incorporando el resto de televisiones, con la posibilidad de ofrecer eventos al espectador y que éste pueda decidir si está dispuesto a pagar por ellos, o no.
Sin embargo, no todo lo relacionado con la TDT de pago son parabienes, sino que existen críticas evidentes a la gestión y a la supervisión de la misma.
Por un lado, es lamentable la escasa transparencia del ejecutivo español a la hora de aprobar el decreto. La nocturnidad y la alevosía han sido alarmantes e inexplicables ya que el objetivo último es mejorar los servicios que reciben finalmente los consumidores.
Sin duda, el miedo a la reacción del grupo PRISA ha provocado esta actitud del Gobierno, el cuál sin embargo, ha quedado expuesto a los durísimos editoriales que ya ha empezado a recibir desde el País, plataforma de lanzamiento de la corriente de opinión del grupo.
Por otro lado, no ha quedado claro como se supervisará la gestión de los derechos de emisión de eventos y acontecimientos de interés público, ni como se subvencionará la ruptura tecnológica que supone la TDT de pago, con la necesidad de nuevos decodificadores.
Suspenso, por tanto, al Gobierno por su nefasta gestión de este asunto, y expectación ante la reacción de PRISA que ya hemos comenzado a ver y a leer gracias al giro de tonalidad de sus editoriales y de sus informaciones, lo cuál nos hace dudar de la honestidad e integridad de sus noticias y opiniones, al servicio de intereses corporativos en lugar de al servicio de la verdad.