Sociopolítica

LOS ABUELOS, LA VEJEZ, LA JUVENTUD

Vivimos épocas muy raras o antinaturales. Se ha «glorificado a la juventud»; que no es otra cosa que como algún inteligente dejara escrito… «Es una enfermedad que va curando el tiempo». Pero los demagogos los políticos «modernos»; han encontrado en ello una cantera enorme para lograr sus fines; puesto y es claro que a la juventud se la manipula y domina con mucha más facilidad que al adulto y lo que antes se denominaba «el hombre hecho» (o la mujer); así y desde darles el voto a los 18 años (están tratando de rebajarlo a los 16); hasta dejarles «demasiadas libertades», que han desembocado en los libertinajes que padecemos y que han logrado transformar a una sociedad donde los ancestrales y positivos valores familiares van desapareciendo y ello no es bueno, digan lo que quieran y lo hagan como les de la gana.

La experiencia la dan los años de vida, no los estudios ni las escuelas por «progresistas que sean» y eso de progresista, es algo que ya está tan manido que huele más a podrido que a otra cosa. El día que esto escribo, en España se aprueba el que una mujer de 16 años pueda abortar sin incluso consultar con sus padres y con entera libertad; se fomenta la fornicación y se habilitan medios de todo tipo para que el goce carnal, lo empiecen a disfrutar cuanto antes… pobrecitos; puesto que el resultado ya lo estamos viendo; parejas que en otros tiempos «empezábamos a vivir» ahora ya se encuentran hastiados, no se aguantan el uno al otro e incluso en extremos surgen hasta los asesinatos, que en aquellos tiempos eran totalmente desconocidos.

¿Qué está ocurriendo? Para mí está claro, es la inmadurez extrema, de a quienes «se les ha dado permiso para conducir aviones… sin que aprendieran a conducir una bicicleta». ¿Qué yo soy retrógrado? Si escribo con esta claridad es por que estoy plenamente convencido de que es todo lo contrario y lo resume un viejo dicho español… «ni tanto ni tan calvo… ni chato ni narigón»; es viejo aquello de que en un término medio está la virtud y la vida, hoy es mucho más larga que en aquellos tiempos que recuerdo y por tanto; se harta uno de todo puesto que el ser humano que no sabe mandarse a sí mismo, termina hastiado de todo y por tanto deshecho… algunos terminan convertidos en piltrafas humanas y a la abundantísima cantidad de noticias horribles que cada día, nos traen los informativos de todo tipo… me remito.

Hay otro adagio que afirma el que… «debiera uno ser antes viejo y luego joven»; pero la ley natural no hace concesiones a nadie y el aprendizaje de la vida, empieza cuando el ser humano es dado a luz (o parido) y así sigue hasta que lo amortajan; y no hay vuelta atrás; de ahí la importancia de los viejos, que ancestralmente eran incluso el tribunal supremo de aquellas tribus o pueblos hasta no hace mucho en la historia del hombre.

Yo mismo y que una terrible guerra civil, me privó de conocer a mi padre (cuando lo asesinaron yo contaba diez meses de edad) fui criado más por mi maravillosa abuela, que por mi buenísima madre; la que tenía que ir a trabajar donde y cuándo podía en aquellas terribles faenas en que trabajaba la clase pobre, en aquellos terribles años del hambre y posteriores de la época de Franco… y donde en principio, eran pocos los que podían comer caliente todos los días… después vinieron las abundancias y sobró de todo lo necesario. Franco tiene dos épocas y hay que valorarlas por separado si es que se quiere ser justo con la historia de esta cainita España; que no aprende de su propia historia; por tanto «ese cáncer histórico aún nos amenaza en los tiempos actuales».

No conviví nada más que con esta abuela materna; puesto que los otros tres abuelos habían desaparecido de esta vida mía; pero me sobró con aquella abnegada mujer, que también viuda siendo joven, supo sacar adelante a sus tres hijos y a mí como su primer nieto. De ella aprendí (también de mi madre) los principales valores que como firmísimos cimientos, luego me han servido para escalar hasta «alturas» impensables en aquellos durísimos principios: ya he dicho en otros comentarios, que me pusieron a trabajar a la edad de siete años y por la comida y la cama… y poco más: pero entre mi primera universidad (la de mi abuela) y la otra (la de la vida) logré los mejores doctorados que se pueden conseguir dentro de aquella vida que me marcó aquella abuela; que eran simples… honradez, trabajo, ahorro, limpieza, respeto a los mayores y cosillas así, hoy bastante ausentes del mundo que me rodea.

Eran tiempos donde hasta nuestros padres, nos aseveraban que el abuelo/abuela; eran la máxima autoridad de la familia y que estaban por encima de ellos mismos; por tanto… «Lo que te diga tu abuelo/abuela hay que hacerlo, respetarlo y nada de rebeldía al mandato de la experiencia»; tan era así, que en aquellos modesto hogares, el mejor lugar de la estancia, la mesa, el hogar… estaba siempre reservado para los abuelos; era veneración lo que se les otorgaba… ¿Qué había excepciones y malos abuelos? Ya fue dicho que en todos los rebaños suelen haber algunas ovejas negras, pero mis recuerdos no llegan a encontrarlas en los ámbitos familiares y vecinales en que he vivido.

Por mi parte no hay día en que no recuerde a aquellas dos grandes mujeres (abuela y madre) por cuanto nunca pude pagarles cuanto hicieron por mí; sin que por ello me quede remordimientos de haberles causado «malos ratos»; creo fui buen nieto y buen hijo… y observen que siempre antepongo a mi abuela a la que fue mi madre.

Por todo ello, he leído con enorme agrado la noticia siguiente: «El cardenal arzobispo de Madrid, ha convocado a los abuelos a tomar conciencia de su papel fundamental en el mundo actual; ha convocado una reunión de los mismos el pasado diecisiete de mayo en la catedral de Madrid».

No sé si habrá convocado o convocará de igual forma a los nietos; puesto que los abuelos son una parte, pero la otra y muy importante son los nietos; como asimismo los padres «de las criaturas»; puesto que esa cadena está más rota que soldada y una parte no puede hacer gran cosa sin la cooperación de las otras dos. Sí… hoy los abuelos o muchos de ellos, son los que atienden a esos niños menores, que por trabajar la madre y el padre (los que aún tienen puesto de trabajo) son los encargados de pasearlos y cuidarlos puesto que ello, no les cuesta nada a los progenitores… pero eso no es todo; ni mucho menos.

Si de verdad queremos una familia consolidada y dispuesta a progresar humanamente todo cuanto sea posible; hay que empezar por consolidar la familia y los valores insustituibles que ella ha aportado para que el hombre se civilice… un poco. Sin familia no hay sociedad; sin familia todo se vendrá abajo como de hecho se está viniendo y el que no vea ello, mejor que «se revise la vista y cuanto antes». La familia es la piedra angular de la sociedad; todo lo demás le es accesorio.

¿Tomarán nota de ello los políticos? Lo dudo, pues antes han de aprender que es la política verdadera y no la de expolio que soportamos: La política es el arte de gobernar bien a los pueblos… no de manipularlos en beneficios propio.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.