Se acabo el periodo vacacional, después de un mes de julio, muy ajetreado decidí poner el mes de agosto para dedicarme a otra cosa, este año el verano ha sido extraño, los políticos no han estado callados, ni calmados siguen con estilo del y tu mas.
Estamos en una sociedad anestesiada por el futbol nadie se queja por lo que de negativo acontece en su existencia, la resignación ha hecho mella en el espíritu de lucha de la sociedad, cuyos ídolos modernos son gentes extrañas, procedentes de concursos televisivos escándalos personales o políticos y algún periodista venido a menos que airea sus vivencias amorosas a diestro y siniestro por las televisiones a cambio de unos fajos de billetes.
Da igual que desconectes un mes entero para airear tus neuronas, cuando regreses a tu rutina habitual, todo estará en su sitio, los políticos en su pedestal, las colas del inem cada día mayores en la puerta de aquella oficina donde solo te atienden en una franja horaria muy breve.
El comedor social sigue atendiendo a una gran muchedumbre que ha crecido desde hace tiempo.
Todo está en su sitio, mientras uno se aferra a los buenos momentos del verano para sobrellevar su propia existencia.
La prensa sigue siendo un oasis extraño donde maquillan los desmanes del gobierno y se centran en el desprestigio de la oposición pues saben que el rival es débil y ningún medio le apoya.
Todo sigue como siempre ,la sociedad adocenada espera al domingo o al día que hay futbol para refugiarse en la televisión ,mientras la crisis ha dejado de ser una obsesión de unos cuantos para ,ser una cruda realidad que nos despierta del sueño de años anteriores donde la euforia consumista era desmedida.
El despertador de la crisis sonó y se acabo la fiesta, ahora no hay dinero para nadie, aunque el gobierno haga promesas, que saben que no podrán cumplir.
Todo sigue como antes de las vacaciones pero, eso si nuestros bolsillos están vacios, todo sigue en su lugar, pronto empezara a rodar de nuevo, pasado el estío, seguiremos viviendo unos momentos duros, donde nuestros bolsillos pagaran todos los excesos cometidos por otros.
La resignación parece ser a lo único que los ciudadanos de a pie tenemos derecho.