El pueblo español espera de su Rey que actúe en situaciones límite. El mejor ejemplo reciente fue la ya famosa exclamación de «¿Porqué no te callas?» ante los insultos graves del dictador venezolano Chávez a España, al que recibe, sin embargo, cada vez que al gorila rojo le apetezca. Aunque se trataba de una salida de tono nada diplomática, se ajustó perfectamente a la situación y fue consecuencia del ambiente tenso de aquella Cumbre Iberoamericana. El exabrupto del Rey tuvo una muy buena acogida en España, mientras que la pasividad y las sonrisitas del ministro Desatinos y y las fantochadas buenistas de Zapatero fueron humillantes.
Ahora resulta que se ha celebrado una consulta popular ilegal en un municipio catalán que inaugurará, sin duda alguna, una serie de otras sesenta consultas para forzar un referéndum sobre la independencia de Cataluña, ya que los separatistas han visto que no actúan ni el gobierno ni la justicia.
Ante esta situación, España necesita un apoyo moral. La política está completamente desmadrada, el gobierno es incapaz y parece carecer de voluntad para trabajar en soluciones que remedien la crisis económica, mientras se dedica a fomentar el desmembramiento del estado. El Rey recibe a dictadores sudamericanos sin venir a cuento, tiranos que le insultan a Á‰l y a España y que expropian a empresas y empresarios españoles afincados en sus respectivos países.
El Rey se echa risitas con ellos al recibirlos en el Palacio de la Zarzuela. Y se queda callado ante el atentado que supone la consulta popular celebrada este domingo pasado en Arenys de Munt.
Es hora de que S.M. el Rey haga cumplir la Constitución, sobre todo a la vista de que ni el Tribunal Constitucional está por la labor. Urge que S.M. el Rey llame la atención a los políticos para que actúen con serenidad y empleando la razón. Estas dejaciones de funciones no pueden continuar.
Es hora de que el Rey se afeite ya este reducto de barba castrista y ponga las cosas en su sitio, y si no puede, que se depile. Si quiere conservar la adhesión popular a la Monarquía, es imprescindible que se deje de recibir a dictadores incultos y se dedique en cuerpo y alma a España. Una palabra del Rey puede valer más que un millón de palabras huecas de Zapatero.