España es un país donde una buena parte de su clase dirigente y de sus hombres públicos han llegado a su situación, y se mantienen en ella, a base aparentar falsas habilidades y mostrar conocimientos que no se tienen. Amén de propinar codazos a los que puedan hacer la competencia. Incluyo aquí a una buena parte de la clase intelectual. Dicho con una fórmula: gente que dicen más que lo que saben. Que aparentan saber. Son una minoría los que se encuentran en la situación contraria: tienen un conocimiento profundo de lo que se traen entre manos y, normalmente, saben más de lo que dicen. Anteponen siempre los intereses generales o institucionales a los propios y, en última instancia, se basan en valores superiores como la lealtad o la honradez. Huelga decir que este segundo grupo es minoritario. A él pertenecía Sabino Fernández Campos, español atípico y, por eso, tan sorprendente. Español, como pocos, a los que cuadra el calificativo de “noble”.