Sociopolítica

Humildad del voluntario social

El voluntariado no excluye otras formas de ayudar a los demás. Entregarse a los demás sin esperar nada a cambio no es ninguna receta mágica, sino un elemento que ayuda a fortalecer las redes sociales.

Son muchas las formas de ejercer la solidaridad si en las personas subyace una actitud de apertura al otro. El voluntariado social es una de esas formas. Sin embargo, no podemos deslumbrarnos por sus efectos mediáticos. Los voluntarios tenemos buena prensa, aparecemos en programas de televisión como modelos sociales, abanderamos en buena medida el movimiento solidario. Es una manera importante de producirse como persona íntegra que ejerce su responsabilidad social. Pero no nos dejemos seducir por este éxito de imagen.

Como actividad subsidiaria, la eficacia del voluntariado dependerá de su coordinación con trabajadores sociales y profesionales multidisciplinares.

Por otro lado, sería un error lamentable oscurecer la labor solidaria tradicional de los vecinos, familiares o ciudadanos en general que, sin pertenecer a una organización, son movidos por un sentimiento que los conduce a ayudar informal y cordialmente allí donde hay una necesidad y atenúan con su labor muchos problemas sociales.

¡Cuánto más eficaz es el buen vecino de enfrente para una persona mayor sola que un voluntario que debe desplazarse una vez a la semana desde la otra esquina de la ciudad! El voluntariado social ha crecido tanto en las grandes ciudades porque allí se han deteriorado con mayor intensidad las relaciones sociales. En ambientes rurales es mucho más difícil encontrar personas abandonadas o solas.

Aunque la Ley de Voluntariado deja fuera de su cobertura las acciones de beneficencia individual, no queda por encima de otras formas de ayuda; se trata de una simple distinción jurídica entre actividades complementarias. El voluntariado no sólo complementa las fórmulas profesionales o espontáneas de la solidaridad, sino que además las alienta para que existan redes fuertes de apoyo a los más débiles.

En otro sentido, el trabajo del voluntario individual es imprescindible. La responsabilidad que él ejerza o el bien que haga quedarán sin hacer si no se pone manos a la obra. Pero todo voluntario debe considerarse como parte de una red porque la solidaridad no puede quedar sujeta a un ser contingente como lo somos cualquier voluntario social que hoy estamos y mañana podemos no estar.

J. C. Gª Fajardo

SOLIDARIOS para el Desarrollo

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.