EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
Yo, y me consta que otros muchos, creía que a todos aquellos que cometen crímenes contra la humanidad se les juzgaba y se les encarcelaba.
Pero no, resulta que no es así. Resulta que cuando los culpables de la muerte de muchos inocentes dejan el cargo que ha posibilitado, arbitrariamente, el que estas cosas ocurran, no les pasa nada, es más, se «retiran» con una buena pensión. O sea, que el muerto al hoyo y el vivo al bollo.
Bush se va. Pero se va tras cumplir los ocho años de mandato que como máximo contempla la Constitución USA. Evidentemente el pueblo americano, los que votaron a Bush, es tan culpable como él de todos los desmanes que este individuo ha protagonizado durante su estancia al frente del Gobierno. Jamás debieron otorgar su confianza a un individuo con serios y graves problemas síquicos. Pero eso los estadounidenses lo han pagado caro con el recorte de libertades dictadas por este sujeto. La era de los Bush, padre e hijo, son dos páginas negras en la historia de los EEUU y una vergÁ¼enza para el mundo entero.
Las torturas que sufrieron ciudadanos iraquíes en la prisión de Abu Ghraib, los que siguen encarcelados en esa prisión ilegal de Guantánamo sin haberles juzgado, los casi un millón de inocentes civiles iraquíes, niños y adultos, que han muerto como consecuencia de una guerra ilegal decretada por un lunático y los 4.000 soldados norteamericanos que han muerto en esa contienda, reclaman justicia y eso pasa por juzgar al causante de semejantes atrocidades y ese causante no es otro que un prepotente tarado mental llamado George W. Bush. No, por lo visto ya no se juzga a los culpables de los crímenes contra la humanidad. Eso acabó en Nuremberg. Bush y los que le siguieron el juego por puro «peloteo», se van de rositas. Lamentable, así le va al mundo.
Pero no acaba ahí la cosa. Este individuo sigue siendo un peligro y ese peligro se concreta en que cuando a este sujeto se le ha abierto la puerta para que se largue de una vez por todas y deje al mundo en paz, aún le queda un último capítulo que protagonizar: La reunión del próximo días 15 para tratar sobre la crisis financiera. Si el resto de dirigentes de los países convocados tuvieran un mínimo de sentido común deberían negarse a asistir, máxime cuando el tal Bush tiene muy poco que decir en todo esto. No hay más que ver en la situación de ruina en la que deja a su país. Este no está, ni mucho menos, en condiciones de dar consejos ni de aportar ningún tipo de solución a la crisis.