Escuchando un reportaje por radio, mientras disfrutaba de un tereré bien mbareté, hace un tiempo ya, y no recuerdo con exactitud, me llamó la atención una frase que propinó el prestigioso sociólogo Tomás Palau sobre la cuestión política en la población paraguaya, contestando algo así como “existe en realidad intensa actividad política….de los políticos, pero no así de la ciudadanía, pues el pueblo está muy preocupado por los problemas que le aquejan día a día sin solución”.
Más allá de las diversas disquisiciones que pudiéramos realizar sobre el aspecto político característico del ser humano como tal, el asunto apunta a resaltar hasta qué punto la inmensa mayoría de los políticos ejercen ese oficio con interés creciente en provecho propio y detrimento de las necesidades del pueblo.
Pareciera que los políticos vivieran en una burbuja, o como se decía antes, se traban en meras discusiones interminables de café.
Los grandes temas de interés general como ser la lucha frontal contra el desempleo, la salud, la educación, la inclusión productiva de los campesinos sin tierra y tantos otros temas, son literalmente postergados.
¿Qué modelo productivo necesita el Paraguay? ¿Qué plan de impacto a fin de quebrar el subdesarrollo y marginalidad socio-económico se presentan y debaten en el Congreso?
¿Qué plan se estudia para repatriar a miles y miles de paraguayos que emigraron por diversas razones y que en tales circunstancias han adquirido talentos en oficio y profesionalidad universitaria?
¿Hacia qué plan de reforma política es necesaria avanzar para instaurar un prospero y justiciero Paraguay?
La democratización educativa y de la salud a partir de congresos pedagógicos y salubridad social, con efectiva y amplia participación, son sin dudas, materias pendientes que explican el desapego hacia los intereses del pueblo.
Y qué decir de una renovación o cuanto menos de un giro y apego a los principios del derecho por parte del estamento de justicia para que renueve el respeto hacia estas instituciones, quebrando las sospechas que la agravian y escarnecen.
Los estamentos del Estado a los ojos del pueblo están seriamente cuestionados.
Dice un dicho que “la injusticia rebela a los hombres, la justicia los hace mansos”.
Una mirada al Movimiento Cooperativo
¿Y el cooperativismo tiene en estos asuntos algo que decir y hacer?
¡Tiene, el Movimiento Cooperativismo, mucho que hacer!
El cooperativismo es un movimiento universal que se rige por valores y principios que son guías estratégicas para su desenvolvimiento eficaz en la sociedad en aras de su pacifica transformación socio-económica.
Esos principios son: Adhesión voluntaria y abierta, Gestión democrática por parte de los asociados, Participación económica de los asociados, Autonomía e independencia, Educación, formación y capacitación, Cooperación entre cooperativas, Interés por la comunidad.
Tomaremos tan sólo dos de ellos-en esta ocasión-para sostener nuestra tesis, los principios de Interés por la comunidad y Autonomía e independencia, el primero de ellos implica de manera contundente que “Las cooperativas trabajan para conseguir el desarrollo sostenible de sus comunidades mediante políticas aprobadas por sus asociados”.
El segundo principio tomado- Autonomía e independencia- como muestra de cuanto afirmamos dice “Las cooperativas son organismos autónomos de autoayuda, gestionadas por sus asociados”, es decir, no dependen de gobiernos, ni de corporaciones. Pero ello no implica alejamiento del manejo estatal de la cosa pública, al contrario, es de su interés, y mucho.
El incremento de las tensiones y cruces de contrapuestos ataques entre referentes de los poderes del Estado evidencian una profundización de intereses irreconciliables, en perjuicio del pueblo.
El pueblo desea cambios propicios para su bienestar, bien merecido.
El Movimiento Cooperativo no puede ni debe mantener una actitud pasiva e indiferente, por el contrario, puede y debe tomar una actitud protagónica, pues cuenta con cuadros intelectuales de primer orden y además con la moral y ética suficientes para hacerse escuchar e incidir en las públicas políticas benéficas.
El cooperativismo cuenta con un gigantesco bagaje de conocimientos y saberes socialmente validos como para brindar análisis y reflexiones para incitar a las mejores mentes y corazones a aunar esfuerzos en construir una Patria justa y soberana que ya es tiempo de disfrutar.
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!