Fedro lo dijo, (15AC al 35 DC), “En un cambio de gobierno, el pobre rara vez cambia otra cosa que el nombre de su amo” y después de once años de un régimen cada día más comunista, ese gobierno “para los pobres”, la realidad nos demuestra que por lo menos en esta Venezuela del siglo XXI, todavía la frase, vale. Después de 2000 años.
Es vergonzoso como seguimos cual animalitos a la teta lo que desde la Cuba castrista nos dictan, ni siquiera se hace pausa en la coma. Deseos son órdenes y lo hacen palpable, enviando un mensaje al mundo al comisionar a un criminal disfrazado de técnico especialista, para establecer parámetros.
Cada día nos parecemos más a ellos, a esa Cuba de hombres y mujeres tristes, oprimidos por miedo hasta del pensamiento, donde el hambre los retuerce y los vicios los acechan sin darles tregua. Pobre Cuba pero qué dolor me da mi país.
La nación ya esta desmembrada, no solo por la guadaña de la impunidad del crimen y la corrupción, del secuestro y la droga; sino de tal manera que hasta eso que conocemos por “el núcleo de la sociedad” la Familia, ha sido y es sistemáticamente torpedeado destruyendo sus valores, mutándolos por conveniencia comunista hacia una ideología doctrinaria. Somos del régimen, hacemos lo que el mando quiera, estamos condenados a sus trastornados caprichos.
La desunión del pueblo los engrandece, por lo tanto seguirán persiguiendo la disidencia, golpeándola cada vez más fuerte, serán implacables, serán letales. Perpetuaran el estado de derecho comunista, esto es, como bien apuntaba Max Stirner “el estado llama Ley a su propia violencia y Crimen a la del individuo”.
Somos refugiados en nuestro propio suelo, nos gritan apátridas y traidores porque no somos sumisos a su depravación; estamos, eso sí, desasistidos de toda justicia. Tratan de quitarnos nuestra identidad. Que estúpidos son, que pobreza de espíritu y visión, creyendo que banalizan, con esto, nuestro ideal de país y no se han percatado que cada vez que lo braman con esa furia que los caracteriza y los hace sentir poderosos e invencibles, son ellos los que diluyen su gentilicio, pisoteándolo, convirtiéndose en muecas del sistema fidelista. Nunca segundas partes fueron buenas y en este caso la primera tampoco.
Hoy, más que nunca y menos que mañana, debemos seguir dando ese paso adelante, eso los amedrenta, son cobardes que necesitan oprimir antes que pensar, golpear antes de razonar, insultar antes de crear.
Temen innovar prefieren ser borregos, son incapaces, lo han demostrado convirtiendo al país en basurero de ideologías y terroristas, comprando lealtades entre viciosos y hampones, abusando del pueblo arrodillándolo por sus necesidades al no darles salud, educación y trabajo digno, y obligándolos a mendigar una “misión” de miseria.
Despilfarrando la oportunidad de moldear un país prospero, digno, fuerte, con voz y voto en el mundo.
Por eso, piensa, razona y cree. Ellos no tienen el poder de frenar la inteligencia.