El título lo dice todo, y el personaje le añade su morbo: húngaro de nación, huyó de la persecución nazi a los judíos, estudió con una beca en la London School of Economics… y luego se dedicó a ganar dinero de manera, a veces, despiadada y siempre con éxito. En este libro, vuelve a contarnos la autobiografía de un filósofo fracasado. La verdad es que nadie está contento con lo que tiene. Á‰l oía crecer la hierba y supo aprovechar todas las circunstancias, aunque en su camino se hundieran instituciones y personas.
Desde hace unos años es un conocido filántropo pero que tiene la manía de filosofar y trata de aportar sus conocimientos en ensayos que no siempre tienen una firme solvencia académica.
Lo suyo es invertir con sagacidad y éxito, y de sus aventuras, y peripecias nos gustaría más que nos contase. Aunque en el capítulo “Autobiografía de un especulador con éxito” ya confiesa que lo suyo, más que invertir, era especular sin más norte ni norma que su beneficio personal, a cualquier precio.
Admirador rendido de Karl Popper y de las sociedades abiertas puede llegar a cansar con sus reiteradas propuestas. En estos libros de ensayo aprovecha para colocar de aquí y de allá cosas que ya conocemos y la lectura, al menos para mí, se hace algo pesada.
No es como Warren Buffet, su homólogo inversor y multimillonario que tiene máximas, anécdotas, reflexiones y experiencias contadas con una viveza y con una gracia que impresionan.
De este libro de Soros, destacaría la Parte II que nos cuenta la crisis actual y más allá, la hipótesis de la superburbuja. Su pronóstico para 2008 (libro publicado este año) hace que, en mi opinión, ya se encuentre algo superado por los acontecimientos. Y lo que todavía nos queda por ver y por padecer mientras los responsables de este desastre gozan de la más increíble impunidad y se aprestan a “reconstruir el capitalismo” en forma de un casino cuyas reglas conocen ellos. Lo malo, lo escandaloso es que los Estados, tan denigrados por los neocon, tengan que intervenir para inyectarles billones de dólares de los erarios públicos, y que se detraerán de otras necesidades más apremiantes. Pero esta es otra historia.
J.C.G.F.