Al conocer los desoladores datos de desempleo del mes de febrero, Celestino Corbhacho se ha apresurado a destacar una comparativa algo rebuscada con los datos del mismo mes del año 2009, según la cuál ha asegurado que estamos mejor que estábamos, y si no fuera por el cargo que ocupa le habría reído la gracia, pero el problema es que se trata del Ministro de Trabajo, ¿o deberíamos decir desde ahora Ministro de Desempleo?
Una de las principales responsabilidades de un Ministro de Trabajo es y debe de ser el velar por el bienestar de los trabajadores ocupados y garantizar un entorno económico que facilite la creación de nuevos puestos de trabajo, en ningún caso tiene como responsabilidad el justificar lo injustificable.
En primer lugar, porque está intentando realizar una argumentación contraria al protocolo de comunicación de su propio Gobierno. En febrero de 2009 estábamos oficialmente en crisis y en febrero de 2010 estamos, también oficialmente, saliendo de la misma, entonces, ¿cómo se puede comparar una cifra de desempleo de crisis con otra de salida de la misma? Que alguien me lo explique, porque yo no lo entiendo.
Durante los últimos meses toda la cúpula del Gobierno ha estado lanzando la idea de que lo peor de la crisis ya ha pasado y que estamos en la senda de la recuperación. No hay duda de que tienen razón en parte, ya que las cifras macroeconómicas les están dando la razón, pero se están olvidando del principal termómetro de la crisis.
El desempleo es la clave de toda crisis económica, porque una sociedad no percibe la bonanza económica hasta que sus puestos de trabajo están garantizados y en estos momentos estamos muy lejos de esa situación. Y ese no es el principal problema, el principal problema es que el Gobierno no está haciendo nada para poner solución a esta falta de generación de empleo.
Anclado en un diálogo social que camina demasiado lento y sin una opción ideológica clara, el Gobierno se está quedando a verlas venir, como acostumbra, aguardando a que la cosa se arregle por sí sola, pero mucho me temo que esta vez no le va a funcionar la táctica, porque el desempleo necesita una acción clara y eficiente.
Una acción que flexibilice, de una vez por todas, la regulación e iguale derechos y obligaciones de todos los trabajadores, eliminando la dualidad que tanto daño hace a nuestras empresas y a nuestros trabajadores. Ahora es el momento de que el Gobierno tome una decisión: ¿quiere hacer algo para salir de la crisis o no?
Más tarde será tarde, tarde para los desempleados y tarde para el propio Gobierno, que comenzará a pensar en su reelección y se olvidará de gobernar, si alguna vez lo hizo.