Antonio Gutiérrez tiene un pasado que no vamos a desvelar en estas líneas, un pasado repleto de sindicalismo, unas veces feroz y otro complaciente, pero siempre pretendiendo la defensa de los trabajadores, a su manera, como siempre ha hecho y hará un sindicalista de postín, siguiendo las enseñanzas de antepasados de otra época, de otros tiempos y otros lugares.
Es un hombre que dejó el sindicalismo para embarcarse en las galeras de la política más formal, por llamarla de alguna forma, de la política de hemiciclo y buenos ingresos mensuales, seguro que confiado en que desde dentro se podrían cambiar las cosas mejor que desde fuera, loable convicción, sin duda.
Un hombre que nos ha dado una lección de integridad a todos, y en especial a sus colegas de profesión. Ante la reforma laboral que atenta contra los derechos adquiridos de los sindicatos (nótese que no digo de los trabajadores) él no ha dudado en hacer uso de la crítica para valorarla y oponerse a ella públicamente, anunciando, a su vez, que lo hará también en la votación en el Congreso. Un hombre que ha antepuesto sus convicciones políticas a las órdenes de su partido, un ejemplo a seguir.
Ante tamaña actitud ejemplarizante duele tener que decir que está equivocado, pero yo también antepongo mis convicciones políticas a las órdenes ficticias de mis superiores y no me queda otra que decir que Antonio Gutiérrez está equivocado, por lo mismo que sus antiguos compañeros de lucha sindical, porque no se ha renovado, no conoce el mundo en el que vive.
En un mundo laboral como el actual no cabe el anquilosamiento laboral, sólo vale la formación continua y el progreso cualitativo y cuantitativo de los trabajadores, un progreso que únicamente se puede dar desde y en la flexibilidad, tanto interna como externa, porque mientras la rigidez lleva al estancamiento la flexibilidad lleva al crecimiento.
Y aunque la reforma laboral que ha presentado el Gobierno no resolverá los problemas que nos acucian, al menos sí es un primer paso en el buen camino, un primer paso que allana el camino para una próxima reforma laboral que vendrá, ya no sé si en manos socialistas o en manos del PP, pero vendrá, no hay duda, y poco a poco iremos conformando entre todos un entorno laboral que favorezca la productividad y que genere empleo de manera estable y eficiente.