Pleitos como éste, contra los toros, por ejemplo, no son nuevos. Inquina e incluso jolgorio nudista o improvisada ducha en agua de anilina roja contra el festejo taurino. El propósito es usar la exhibicionista manifestación para hacer desaparecer el reglamentado festejo. Pío V es el autor de la bula «De Salute gregis Dominici» (1º de noviembre de 1567). El Papa, contradiciendo el mandamiento escrito en Macabeos, del siglo X a.C (3.000 años) y siempre trágicamente respetado por los griegos, me refiero al venerable precepto, con tan grandes secuelas monumentales e historiográficas, de enterrar a los muertos, después de descalificar, Pio V, Papa, el espectáculo taurino de digno de los demonios y no de los hombres, llegó a maldecir de este modo «Si alguno llegase a encontrar en éstos (juegos) la muerte, que la sepultura eclesiástica le sea negada«. En la católica España, la papal bula fue debidamente archivada, si bien la «De salute Gregis Dominici» ha hecho que el citado santo Padre sea considerado el Santo patrón de los anti taurinos. Mas la controversia no es religiosa, ni es política reticente a lo español: Quienes crean que la lidia es una cosa racial de mantilla, peineta y pasodoble y que, por lo tanto, se aviene mal con la tradición cultural catalana, tal vez deban asistir a una corrida en Céret, municipio francés del departamento de Pyrénées Orientales, cuyos habitantes tienen claras al menos dos cosas: se sienten profundamente catalanes y aman las corridas de toros. Los areneros desfilan vestidos de payeses y tocados con la barretina, los festejos taurinos empiezan al ritmo de ‘Els Segadors’ y las ‘senyeras’ ocupan toda la plaza: desde el palco de la presidencia hasta las banderillas que se clavan en el lomo del toro. ¿Entonces, qué es esta apretada victoria del parlamento catalán, contra los festejos taurinos en Cataluña? – ansia de legislar. Y esto es broma mientras no pasemos a metafísicas, decía Miguel esta mañana, tras escuchar el resultado de la votación, porque es sencillamente tics de dictaduras llevar los usos y costumbres al parlamento para pasarlos por los cuernos de la ley. ¿Quién te dice, me decía, que no van a legislar sobre la dieta: supongamos que legislaran prohibir el estofado de toro? No exento de perspicacia esta mañana Miguel me habló con recelo de dictadura. Las reglas del arte escapan por pies de la ley, antes bien, por ser amparo de caprichosas epifanías sorprendentes, dan color y olor, ponen gusto, dan sabor, hacen que se palpe las tersuras varias de la piel de toro.
Manuel Pérez Castell
Diputado de España por Albacete