Estamos despidiendo el verano y damos la bienvenida a la magia del otoño. Existe una paradoja importante en lo que se refiere a los meses de calor. En la oficina, muchas personas se despiden con alegría. Mientras que otros vuelven para contar las grandes novedades de sus destinos estivales.
Igual que en Navidad parece que el verano sólo está hecho para disfrutar y compartir el tiempo de ocio con los amigos y con la familia. Sin embargo, en verano igual que en cualquier otra época del año no todo es alegría al amparo de la luz solar, en la orilla de la playa o en la alta montaña.
Muchas personas pasan sus días en la habitación de un hospital haciendo frente a un duro tratamiento médico, esperando un diagnóstico o en la mejor de las suertes tal vez se trate de unas pruebas rutinarias o incluso, de un parto.
Lo que está claro es que los hospitales de España no cierran por vacaciones, es decir, que los médicos y las enfermeras siguen trabajando de forma constante. Existe otro verano diferente más allá de las paredes de cualquier centro médico.
Los días se hacen eternos en la monótona rutina de un hospital, por eso, cualquier visita es una gran alegría para un enfermo.
Pero la alegría se multiplica cuando la visita procede de un buen amigo. Un amigo que cuando es verdadero está ahí, en los buenos y en los malos momentos. Muchas ONG tienen como objetivo formar un grupo de voluntarios para realizar visitas a enfermos que están solos en sus casas o también en hospitales.
Una iniciativa humana que es una de las claves de la solidaridad, es decir, el ser humano no sólo se preocupa de sí mismo más allá de su egoismo inicial sino que también puede dar apoyo, ofrecer consuelo, regalar cariño, acompañar con su presencia, a veces, silenciosa, compartir el dolor, entregar esperanza…
Tal vez ahora mismo, tengas algún amigo o un familiar que está pasando unos días en un hospital. Sin duda, debes ir a visitarle aunque sólo sea unos minutos y tal vez, puedes regalarle un buen libro, o comprarle alguna revista o incluso el periódico para que también pueda entretenerse.
Los días que no puedas ir a visitarle puedes llamarle por teléfono para mostrarle tu interés y también para que el enfermo pueda expresar cómo se siente. En muchas ocasiones, es importante tener presente que en un hospital la organización es fundamental, es decir, no es bueno que muchos amigos visiten al mismo tiempo al enfermo puesto que un hospital es un lugar de silencio y de descanso.